SOCIAL VILLA CRESPO, EL QUE DERROTÓ AL REAL MADRID

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En el primer piso de la sede de Juan B. Justo y Corrientes, este cuadro simboliza la etapa dorada del club. Es la noche de la victoria en el Luna Park contra el elenco español. El jugador de la foto fue autor de 20 tantos.
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Carlos Abelardo “Loro” López, en la secretaría de la remodelada sede.

En Corrientes y Juan B. Justo, una inmensa fachada de color gris con el letrero Megatlón, indica que la famosa red de gimnasios posee una de sus tantas sucursales. En la misma fachada, con letras negras, si se presta atención también puede leerse: Club Social Villa Crespo.
Los que pasan por esta concurrida zona porteña, acaso no sepan que detrás de la moderna e imponente sucursal, hay un club de mucha historia. Tal vez, ni siquiera muchos de los mismos asociados a Megatlón, sean conscientes de que el sitio en el cual están haciendo natación o gimnasia, pertenece a una institución de riquísima tradición en el deporte y la cultura porteña.
Pero sí. Aquella señera entidad barrial nacida a principios del siglo pasado y famosa exponente del básquet en toda la Capital, sigue en pie. Ahora, bajo una apariencia diferente, ya que el predio continúa perteneciendo al club y Megatlón es la empresa que alquila las instalaciones. Pero el Social Villa Crespo no ha muerto. Sus antiguos socios se siguen reuniendo periódicamente y en forma cotidiana, el presidente Armando Grynstein y el tesorero Carlos Abelardo López, concurren a la renovada sede para llevar a cabo tareas administrativas. Una tarde de diciembre, este medio los visitó en su oficina del primer piso. Allí, el tesorero López -más conocido por su apodo, el Loro- contó aspectos históricos de la institución y opinó acerca de un presente distinto en relación a aquellas épocas, pero siempre emparentado con la práctica del deporte.

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Un sector repleto de trofeos, en el prime piso.

“Este era un verdadero club social y deportivo. En un principio tuvo una exquisita cancha de tenis de polvo de ladrillo, una cancha de básquet de baldosas, una cancha de pelota share (con reja y balcón), una salón muy grande y restaurante para eventos sociales. Poco a poco el tenis fue decayendo y pegaron muy fuerte el básquet y la pelota, deporte en el cual el club jugó en segunda categoría en su momento. Después, desapareció”.

“El básquet tuvo su arranque allá por el 40 y alcanzó su punto culminante en la década del 60. El club llegó a ser campeón de la Asociación Porteña, que compartía la organización con la Asociación de Buenos Aires, donde estaban la mayoría de los clubes de fútbol. Los ganadores de los dos campeonatos definían el título en el Luna Park. Para nosotros fueron aproximadamente cinco años de gran esplendor. Luego de ser campeones en 1964, recibimos al Real Madrid en un amistoso jugado en el Luna Park. Y les ganó ganamos…”

“El período de esplendor duró un lustro. Luego,  comenzó a mermar. No hubo continuidad. Algunos jugadores emigraron y esto fue transfromándose en un club exclusivamente social. Los campeones de la década del 60, más adelante, nos representaron en Veteranos”.

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La entrada a la institución, sobre la avenida Juan B. Justo, hace 20 años.

“Por los carnavales de acá han pasado las mejores orquestas de tango y jazz. Llegamos a estar terceros en recaudaciones detrás de River y San Lorenzo. Pero la sede se redujo porque el terreno pertenecía a la Municipalidad y hubo que negociar. La cancha de ladrillo, por ejemplo, la perdimos. Finalmente el club logró quedarse con una parte. Los socios mayores decidieron hacer un gimnasio y una pileta, que estaba en el mismo lugar donde está la pileta actual. En su momento fue inversión muy importante”.

“Yo vine por primera vez en 1948. Tenía 6 años. Pude haber elegido a Atlanta, por cercanía, pero me gustó más esto. Me impactaba su entrada: de estilo inglés, con torre, mirador, palmeras a los costados, una cosa maravillosa. El salón de fumar era un lujo. Tenía sillones de cuero capitoné, con mesas de paño importado. Se jugaba a los naipes, al dominó. Y tenías que era mayor de edad para entrar. A mí, mi madre me dejaba en la puerta del club y yo jugaba al mini básquet. A la primera no llegué, pero sí integré el plantel. Armando Grynberg (el actual presidente) fue el técnico de esa gran camada. Cuando él se fue vino la debacle”.

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El aspecto de la fachada en la actualidad.

“Con Armando estudiamos juntos en el Herrera, un colegio estatal de exigencia superlativa. Estaba en Camargo y Acevedo. Éramos chicos. La vida nos separó y volvimos a juntarnos hace unos diez años. En ese momento colaboramos para reordenar el club, ya que  una persona que lo presidió no actuó debidamente y hubo que tratar de salvarlo. Lo conseguimos y aquí estamos”.

“El punto crítico ocurrió a mediados de la década pasada. El club se perdía, estaba sufriendo por la cantidad de juicos laborales que tenía y el edificio iba a pasar a manos de la Municipalidad. Hubo que generar un contrato que permitiera hacerle frente a todo eso y a su vez mantener esta estructura. Fue entonces cuando apareció Megatlón. Gracias al acuerdo se limpiaron todas las deudas. Además, los antiguos socios obtuvieron el beneficio de poder utilizar las actuales instalaciones gratuitamente, al igual que sus parientes directos. Por otra parte, se ha colaborado con muchos vitalicios que estaban en una mala situación. Se los ayudó a comprar remedios, alguna silla de ruedas cuando la han precisado… Y se va viendo cómo y donde se puede seguir haciendo obras solidarias, aunque sin estar dándolo a publicidad. Como quien dice, sin pretender ser figuretis…”

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Una foto de El Gráfico: de espaldas, el DT Grynberg junto a su famoso quinteto.

“A menudo, volvemos a reunirnos con los socios de aquella época entre los cuales están los basquetbolistas campeones. Organizamos cenas y la pasamos muy bien. La intención es que las generaciones posteriores a esa etapa dorada se acerquen. Ya están viniendo sus hijos, sus nietos. Nosotros esperamos que sigan haciéndolo, para que gracias a la gente joven el Social Villa Crespo tenga continuidad. Las puertas están abiertas”.

AQUELLA NOCHE EN EL LUNA PARK

batillana2El Loro mencionó el que sin dudas, es un hito en la historia del club y un hecho trascendente en relación a todo el básquet argentino: la victoria ante Real Madrid. Social Villa Crespo salió campeón de la Asociación Porteña en 1962, 1964 y 1965, año en que se midió en el Luna Park con el conjunto merengue el 18 de junio, venciéndolo 83 a 76. Era la primera vez que el Real -que era bicampeón europeo y vino con sus figuras- perdía en la Argentina.
En Villa Crespo alcanzó un gran rendimiento un plantel donde descollaban Carlos Ferello, Osvaldo Ros, Norberto Battilana, Edgardo Denatale y Carlos Mariani, siendo su DT el mismo hombre que hoy es su presidente: Armando León Grynberg, quien cuando su equipo conquistó aquella serie triunfal, apenas superaba la edad de 20 años.
Norberto Battilana fue tapa de El Gráfico Nº 2412 del 28 diciembre de 1965.

 

 

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