Todo cambia si uno atraviesa la avenida San Martín y se interna en ese trángulo delimitado por la misma avenida, Tinogasta y Zamudio. El ruido de un tránsito intenso es reemplazado en cuestión de segundos, por la quietud de un barrio de casas bajas y un puñado de calles arboladas. En el centro, una pequeña plaza, también triangular, le da un poco más de verde a un lugar de ensueño. El “Guillermo Rawson” es un mini-barrio ubicado dentro de Agronomía, construido en 1930 e inaugurado en 1934.
Más allá de las que constituyen sus límites, está conformada por las calles Melincué, Venecia, Artigas, Francisco de Uzal, Pedro Zaldívar, Eugenio Ramírez, Pantaleón, Rivarola, 2 de Abril -un pasaje que hasta la Guerra de Malvinas se denominó Inglaterra- y una arteria que también cambió de nombre: se llamaba Espinoza y se convirtió en Julio Cortázar en homenaje al famoso escritor, que vivió en el Rawson hasta que en 1951 se marchó a París.
La paz que se respira a cada paso, el canto de los pájaros y, muy cerca, el club Comunicaciones y la Facultad de Veterinaria, contribuyen a otorgarle a toda esa zona un estilo más campestre aún. Esa tranquilidad, generalmente apenas es interrumpida con el fugaz paso de una moto u otro vehículo, o si un grupo de turistas osa entrometerse en el silencio de un barrio que parece privado y cuyos habitantes llevan añares allí dentro.
Algo que lo distigue es un conjunto de edificios de cinco plantas. Son nueve y un modo de ingresar a ellos, es por una puerta común de rejas que da a la calle. Al atravesarla, hay un parque y luego aparece la entrada a cada uno de los edificios. Uno de ellos, justamente, lo habitó Julio Cortázar. Es el que está en Artigas esquina… Cortázar.