Curiosos recovecos de Buenos Aires, generados por vías, puentes y demás componentes del entramado porteño.
La “cortada” de Fitz Roy.
Un estadio de fútbol suele ser un escenario apto para originar “rincones urbanos”. El tradicional reducto que Atlanta posee en el barrio de Villa Crespo, cumple con esta premisa. Lo hace, especialmente, detrás de una de sus cabeceras (la que da a la calle Muñecas), donde se produce la interrupción de Fitz Roy, generando un callejón sin salida a la altura del 300.
La foto de Google Maps es muy útil para entender lo que aquí ocurre. Al fondo, se ve el portón azul con el escudo “bohemio” pintado a gran escala, el cual, en lugar de tener el nombre de la institución (como sí posee el oficial), una original adaptación propició que lleve, pintada de amarillo, la denominación de la calle. Del otro lado del portón, se encuentran las instalaciones del club.
Cabe aclarar que aunque la fisonomía del “rincón” no ha cambiado, la imagen es de 2015, cuando todavía el predio de Atlanta no albergaba el microestadio “Movistar Arena”. Una vez que este se inauguró, también fue adaptado un estacionamiento para automóviles en el sector del club que se halla de lado opuesto al paredón. El ingreso y egreso de los vehículos se efectúa, precisamente, a través de la “cortada” de Fitz Roy.
Un universo muy particular lo conforma el de los vecinos de Fitz Roy al 300, sobre todo, los que viven más cerca del abrupto final de la arteria. Con sus puertas y ventanas que dan exterior, la lógica indicaría que el callejón sin salida les otorgaría la tranquilidad propia de un sitio de escasa circulación. Sin embargo, no es difícil deducir que a partir del estreno del microestadio que habitualmente alberga shows musicales, las cosas han cambiado.
