LOS BENEFICIOS DE ESCRIBIR A MANO

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La columna de la Lic. Linares

Durante este período en que se utilizan tanto los dispositivos electrónicos para las clases e incluso para la realización de actividades de forma directa en las plataformas, disminuyó mucho la actividad de escritura manual y la práctica, sobre todo, de la letra cursiva en los primeros años de la escuela primaria. Es asombrosa la facilidad con que los más pequeños se adaptan a la «era digital».

En otros países, ya no es obligatoria la enseñanza de la letra cursiva, sí la de imprenta, en los primeros años de escolaridad.

Los niños pasan por diferentes etapas en la adquisición de la escritura:

-Escritura indiferenciada: no distinguen las grafías de los dibujos

Escritura diferenciada: imitan las letras que ven, copiando de un modelo, pero sin tener conciencia real de lo que escriben

Etapa silábica: comienzan a establecer relaciones entre el sonido de las palabras y su grafismo. Identifican la sílaba, pero suelen representarla con una sola letra (normalmente vocales, que para ellos tienen mayor sonoridad)

Etapa silábico-alfabética: establecen correspondencias entre las sílabas y lo que escriben, pero no son capaces de segmentar todos los elementos sonoros de la palabra, lo que hace que dejen sin escribir algunas letras.

Etapa alfabética: reconocen una correspondencia alfabética a cada sonido de la palabra, tanto consonantes como vocales, aunque deberán aprender todavía la ortografía correcta.

Pero, ¿qué se pone en juego al momento de escribir manualmente?

Aparentemente, se podría pensar que así aprenden antes a reconocer las letras, y pareciera que las largas horas que invertíamos en caligrafía las generaciones anteriores, estarían de más. Desde la Neurociencia y la Psicopedagogía se puede afirmar que escribir a mano tiene sus ventajas frente al uso del teclado. Entre ellas, facilita un mejor conocimiento de la ortografía, una mayor fluidez de ideas al  escribir redacciones, mejor capacidad de lectura y, además, potencia la memoria.

Los estudios de neuroimagen evidencian que el cerebro se activa más cuando se escribe que cuando se teclea. En el primer caso se crea una representación interna de las letras que involucra la integración de las áreas visuales y motoras del cerebro. Además, se activan áreas relacionadas con la ortografía, sonido y significado de las palabras. Esas áreas se solapan con otras fundamentales en la producción y comprensión del lenguaje, así como en la comprensión de la lectura, lo que podría explicar las habilidades que se potencian con la escritura.

En cambio, cuando los niños se limitan a teclear, simplemente están representando en su cerebro un mapa del teclado, según lo afirmado por un estudio de la Universidad de Indiana publicado en «Frontiers in Psychology».

Aprender a escribir a mano es un proceso más complejo que teclear unas letras, y exige que el cerebro se esfuerce más. Hay que hacer una representación mental de las letras que se van a escribir, y eso supone un mayor esfuerzo mental, que a larga es rentable. Los caracteres que los niños se esfuerzan en poner por escrito no son siempre iguales, como los de imprenta, y eso les ayuda también a generalizar y a internalizar los rasgos esenciales con los que se representa cada letra, independientemente de la destreza con que se represente. Ese aprendizaje tan profundo que propicia la escritura les ayuda después a reconocer mejor los signos que leen, con lo que la comprensión lectora también aumenta.

Ya de más grandes, quienes toman sus apuntes a mano tienen un aprendizaje más profundo de los conceptos, mientras que los que teclean tienen un recuerdo más literal, pero menos memoria de los aspectos conceptuales importantes de la clase  (se  hacen muchos procesos de integrar y seleccionar lo más importante y se va elaborando el contenido). Es importante el uso que se haga de los dispositivos electrónicos. Puede ser muy útil si se utiliza adecuadamente, porque evita memorizar datos que pueden buscarse en internet pero exige tener las ideas claras para saber cómo encontrarlos.  En la escritura a mano, procesamos la información de una forma mucho más activa que si usamos el teclado.

Es  preferible el proceso que active más áreas cerebrales, porque provoca mejores aprendizajes, más profundos y duraderos, la representación de cada letra, de su grafía, se fija mucho mejor al escribir a mano que al hacerlo con el teclado.

Con la grafomotricidad, se desarrollan la discriminación auditiva y visual, la organización espacio-temporal, la correcta presión y prensión del instrumento de escritura y el dominio de la mano, entre otras habilidades.

Romina Linares

Para contactarse con la Lic.

Correo electrónico:

romina_linares@hotmail.com

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