DEPORTE PORTEÑO

CPD

ANÉCDOTAS EN LA ESCUELA DEL CÍRCULO DE PERIODISTAS DEPORTIVOS

La revista está en marcha.

En julio de 1992, apareció el primer número de Esto es El Ascenso. Tenía en la tapa a Luis Maidana, “figura de Excursionistas y de la C” y a una formación de San Telmo en la contratapa, con estos jugadores: Herrera, Paiva, Ramírez, Frisone, Palópoli y Toledo (parados), y Calleri, Báez, Meza, Dentone y Medina (hincados). Ambas fotos habían sido obtenidas por la cámara de Carlos Dante García en el partido que por la primera fecha de la temporada 1992/93, estos equipos habían protagonizado en el estadio del Bajo Belgrano.

García no estudiaba Periodismo con nosotros, sino que era amigo de Guillermo Marceca, uno de los entusiastas fundadores de la revista, que sí era alumno de la Escuela del Círculo. Guillermo tenía el cargo de redactor en aquellas primeras publicaciones mensuales. Otros miembros del staff eran Marcelo Fernández en el rol de director, Damián Olschansky (que a partir de esta tarea gráfica firmaría con el seudónimo de Damián Rojo, por su simpatía por los Rojos de Avellaneda) como vicedirector, y Jorgelina Pérez, Esteban Bekerman y Gustavo Requelme, en el cargo de redactores. Unos meses después, se agregarían más compañeros. Entre ellos estaba Ricardo Fioravanti, quien tendrían una participación muy activa en más de un área, dado que se dedicó tanto a la redacción como a la fotografía.

Como un simple “colaborador”, figuraba el más renombrado de todos: Ricardo Scioscia, quien más allá de haber sido el que generó la idea, no participó del proyecto aunque muy amablemente, escribió el editorial del primer número. Algunas líneas de su artículo, reflejaban este pensamiento: “Acaba de nacer una criatura que, ojalá, crezca con las mismas ganas y la misma ilusión que se dibujan en cada página de este primer número. Y desde esta esperanza, cada hincha del fútbol de ascenso puede gritar a voz de cuello: ‘¡Bienvenida a casa!’ Yo me sumo a esta alegría”.

La revista tenía 16 páginas. Era toda en blanco y negro, con excepción de la tapa y la contratapa, que tenían, además, tonalidades azules. Aquella primera edición contenía reportajes a Mario Lurje (técnico de Defensores de Belgrano) y Claudio Caimi (ex centrodelantero de Excursionistas que jugaba en Bélgica y durante el receso europeo, pasaba sus vacaciones en la casa paterna de Versalles). En un espacio destinado a las estadísticas, publicamos la tabla histórica de la Primera B Metropolitana. En la sección “Esto fue El Ascenso”, que hacía Bekerman, una reseña del campeonato de la B de 1937. También había una página de noticias generales (Pastillas del Ascenso) y cuatro páginas de novedades de los clubes, repartidos en Zona Norte, Zona Sur, Zona Oeste y Capital Federal. Por último, estaban los recién sorteados fixtures de la B Metropolitana y la Primera C, este último, junto a unas líneas que explicaban características del nuevo reglamento del certamen.

Ocho avisos de parientes, amigos y conocidos, nos habían permitido acercarnos al valor de la impresión. Había situaciones curiosas. ¿Algunos ejemplos? Uno de los auspiciantes era el mismo redactor Guillermo Marceca, quien colaboraba con la revista desde su trabajo “serio”, la inmobiliaria GM Propiedades. El entrevistado Mario Lurje aportó su granito de arena, acercando el aviso ML Seguros Generales. El Super Kiosco en Belgrano, también tenía su espacio. Se trataba de un negocio atendido por mi papá y mi tío. Nuestro compañero de estudios Fabián Grosso, si bien no intervenía en el proyecto, ayudó con el aviso del negocio familiar, Granja San Cayetano.

Al margen de la publicidad, los recursos para engrosar la tesorería, debían salir de la venta en las canchas, actividad que era llevada a cabo por nosotros mismos, los periodistas. En los días previos a la fecha, nos reuníamos para distribuir los estadios a los que iría cada uno. Ya en el día del partido, vendíamos la revista a un peso, que era poco menos de lo que por aquella época, costaba un paquete de cigarrillos. Como dueños y fundadores, contábamos con un beneficio muy valorado: elegíamos el partido sin pedir autorización a ningún superior. Así, quienes simpatizaban por un club en especial, tenían el privilegio de poder ir siempre a la misma cancha. En lo personal, eso se daba cuando iba a ver a Excursionistas. Marcelo Fernández, hincha de Defensores, también seguía a su club.

Leave a Reply