REFLEXIONANDO POR BAIRES

DSC09249

TIEMPO QUE NUNCA SE RECUPERA

Sábado 9 AM.

Empieza el fin de semana, pero igual, ¿cuántas cosas hay para hacer hoy? ¿Cuántas cosas hubo esta semana? ¿Cuántas habrá la semana que viene? Sin dudas, muchas. Demasiadas. Las horas no alcanzarán para cumplir con todo, lo que me lleva a convivir con esa desagradable sensación de que nunca llegaré a la meta, siempre estaré atrasado, en deuda… Una vez que concluya la jornada, quedarán asuntos pendientes para la siguiente. Y así sucesivamente. La sobrecarga de obligaciones es abrumadora. Uno piensa que puede con todo y no suelta nada. Pero después, es como si se tuviera un recipiente y hubiera que colocar pelotas de tenis en su interior. Hay más pelotas, lamentablemente, de lo que la capacidad permite. Por más que se intenten acomodarlas, reacomodarlas y volverlas a acomodar, siempre quedarán unas afuera. Si el trabajo insume cada vez más horas, por algún lado, ese tiempo tan valioso debe aparecer. Y si no, el poco ocio del que se disponía, se reducirá hasta descender casi a la nada misma. Se le quitarán horas al descanso y lo que es peor, y muy peligroso, a la familia, a los seres queridos. Tiempo que nunca se recuperará… ¿Por qué si la teoría está presente, por que si todo esto se sabe, se vuelve a caer en el error? La crisis se agudiza cuando se tiene el sí fácil. Si a uno le cuesta decir que no, las propuestas sobre actividades, proyectos, etc, por lo general, tienden a ser aceptadas. Total, en algún rinconcito van a encajar. Pero no. ¡Grave error! Todos esos pensamientos sobrevuelan desde temprano, a medida que el reloj corre. Urge dejar de pensar y actuar. Salir de la cama y arrancar. Qué difícil… ¡Señor, ayudame, no quiero levantarme hoy!

Sábado 5 PM.

Ha transcurrido gran parte del día. Corridas de un lado para otro. La maquinaria mental, simultáneamente, sigue funcionando a altas revoluciones. El whatsapp juega un papel preponderante. Hay mensajes que leer y que responder. Pareciera algo simple, insignificante (“nada más es un ratito”), pero llevar la atención hacia el teléfono constantemente consume energía. Se acumulan audios y textos. Personas y grupos. Contactos laborales y personales. La prueba de silenciar los mensajes es un paliativo temporal. Y además está el correo electrónico, las demás redes sociales. Es preciso estar conectado permanentemente, tener el control de todo. Pero claro, si la tecnología deja de ser una aliada, uno se convierte en esclavo de ella.

¡Basta de quejas! Sigamos haciendo cosas. Si el tiempo escasea, será cuestión de optimizarlo para que rinda más. Algo básico, como hablar por celular mientras se pone la comida en el microondas, o se lava un plato. Estamos en época de vacas flacas y mientras tengamos trabajo, hay que aprovecharlo. Además, más trabajo implica más dinero (aunque la ecuación no sea siempre así de lineal); y más dinero, mayor éxito. El mismo sistema en el que nos movemos nos atropella dejándonos grabado este concepto a su paso. Pero no es excusa. Uno, individualmente, también es culpable, por no darse cuenta, no querer o no poder bajarse a tiempo de la loca rueda del exitismo.

Sábado 11 PM.

Va concluyendo la jornada. Si este texto fuera un guión cinematográfico, el final podría ser feliz, trágico o abierto. El lector se preguntaría: ¿Qué le habrá pasado al protagonista? ¿Se habrán resuelto sus problemas? ¿Habrá hallado las respuestas que tanto busca? El día ha sido, una vez más agotador. Por las obligaciones y por el rollo mental que se desarrolla a la par de ellas, y que no necesariamente pasa por lo laboral. Quedaron temas pendientes que serán abordados a la brevedad, aunque lo planificado específicamente para esta jornada, con gran esfuerzo, se ha podido completar una vez más. Cumplir, se cumple. Eso sí. Pero la pregunta es: ¿A qué costo? Y vuelta a empezar… Los cuestionamientos internos amenazan con recobrar su intensidad en instantes en que lo aconsejable es tratar de relajarse e irse a dormir. Pero, ¿cómo terminará esta película? Sin dudas, el final es abierto.

“Reflexionando por Baires” anteriores:

REFLEXIONANDO POR BAIRES

:

 

Leave a Reply