“Hoy Parque Chas es un club modelo”

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En el mundo de los clubes de barrio la historia es conocida: Parque Chas atravesaba un período negro y turbulento. Hasta que la mano solidaria de Javier Saviola lo hizo resurgir. En resúmen, esto es lo que incluso los grandes medios periodísticos publicaron en su momento. Hoy, cuando seis años han transcurrido ya de la denominada refundación, fuimos hacia el lugar de los hechos con el objetivo de ver como está la Asociación de Fomento. Hallamos un club luminoso, con el flamante (aunque ahora ya no tanto) gimnasio poblado de chicos en plena práctica y sus papás en las tribunas. Con una cartelera donde se detallan la actividad deportiva y reluce una larga lista con los nombres de los jugadores surgidos en la institución que llegaron a una primera de cancha grande. Con un buffet repleto de trofeos y de camisetas enmarcadas: son obsequios de esos mismos futbolistas que nunca olvidaron sus orígenes en el baby.

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Y entre tantos allegados, se hallaba Roberto Colonna (a la izquierda de la foto), secretario del club y quien fuera presidente entre 2006 y 2014. “Son momentos dificiles para todos los clubes», cuenta. «Pero seguimos trabajamos para el barrio y para los chicos. Hoy, más allá del fútbol, tenemos un gimnasio, se practica taekwondo, las nenas hacen patín…”
Le solicitamos más detalles y, desde luego, surge el nombre del gran responsable del resurgimiento de Parque Chas: “Acá pasaba como en la película Luna de Avellaneda y Javier Saviola hizo un aporte para que no terminemos cerrando. El estado edilicio era muy malo. Estuvimos un largo tiempo alquilando cancha. Pero gracias a su ayuda, tenemos un club muy lindo y bien armado”.

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Javier fue declarado presidente honorario de la institución. “Cuando era pibe, su papá Cacho, lo acompañaba y se quedaba todo el día -explica-. Así fue naciendo un amor entre la familia Saviola y el club. Cuando Javier empezó a jugar en primera, Cacho se comprometió a darnos una ayuda económica. Lamentablemente falleció y creímos que esto se iba a perder. Pero su hijo vino con una propuesta mucho más importante, que fue la de la reconstrucción, y hacerlo prácticamente de cero. Fue un trabajo muy arduo pero dio sus frutos. Hoy el club es modelo. Además ahora tenemos todos los papeles en regla”.

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Roberto nos invita a recorrer las instalaciones: al margen del mencionado brillo del buffet con sus recuerdos, llama la atención el gimnasio y los vestuarios, modernos y funcionales, casi una réplica de los de una cancha profesional. El secretario explica que para construirlos, se tiró abajo todo lo anterior y, entre otras cosas, se cambió la orientación de los arcos: los antiguos se conservan en el buffet, como una reliquia. Le preguntamos cuánto costó la inversión: “Sabemos que fue muy importante pero la cifra nunca nos interesó. Todo estuvo a cargo de Javier y el grupo de profesionales que contrató. Igual, para nosotros lo primordial no es el dinero sino su gran actitud”.

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Gabriel Rodríguez, el hacedor de talentos, fue un actor fundamental en el proyecto, por su amistad con el Conejito y por su larga y afectuosa relación con Parque Chas. “Saviola se contactó con nosotros a través de Gabriel y finalmente se logró lo que el club se merecía gracias su hijo pródigo. A menudo él viene a jugar con Ortega, Aimar, y un montón de compañeros. Se quedan a comer y siguen disfrutando después del partido”, apunta Roberto, que se lamenta no haber visto en acción en el baby al crack: “Yo empecé a traer en el 96 a mi hijo y él ya estaba por debutar en River. Pero vi videos y era una cosa impresionante. Jugaba contra rivales más grandes y era un fuera de serie. Al tiempo que esquivaba las patadas hacía goles de todo tipo”.

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La gente que ama Parque Chas está feliz por este presente, aunque le gustaría seguir creciendo: “Quisiéramos otro predio para sumar más opciones deportivas como una pileta, que en el barrio no existe”, se ilusiona el secretario, si bien es conciente de que en el corto plazo, eso no es factible: “Hoy sólo es un deseo. Nuestra esperanza es que se reglamente el derecho de formación también en las entidades barriales y se transfiera algún jugador de los tantos que han salido de acá”
Entonces surge nuevamente la extensa lista, que arranca en el Conejito, y entre decenas de apellidos, podría continuar en Zavaleta y finalizar en los riverplatenses Driussi y Andrade. “Eso nos permitiría concretar todos los sueños que tenemos”, concluye el directivo.

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