Curiosos recovecos de Buenos Aires, generados por vías, puentes y demás componentes del entramado porteño.
El curioso corte de Arias.
La calle Arias nace en la Avenida del Libertador al 8200. A tres cuadras de allí, siempre en el barrio de Núñez, experimenta una curiosa situación. Su recorrido se interrumpe para los vehículos, dando lugar a una especie de callejón sin salida, que, no obstante, sí tiene salida, aunque sólo para aquellos que la recorran a pie. En este punto, los peatones que continúen por Arias se encontrarán con dos largas (y poco empinadas) escaleras que conducen al cruce de Arias con O’Higgins. Más arriba, a ambos costados de las escaleras, se levantan dos grandes edificios. Pero lo más extraño es que después del “rincón” de la foto, allí donde los automóvilistas se ven obligados a detener su marcha, el trazado peatonal sigue siendo propietario de la misma nomenclatura. O sea, que el tramo de aproximadamente cincuenta metros por escalera, también se denomina Arias en los mapas oficiales. Una vez que las escalones llegan a su término, se produce el encuentro con O’Higgins, luego del cual, Arias retoma su formato tradicional. Después de completar un extenso trayecto (unas 34 cuadras en total) y ya en el barrio de Saavedra, en el cual se introdujo al atravesar la Avenida Cabildo, finaliza a la altura del 5000, frente a la Avenida Ricardo Balbín y a escasos metros del Parque Sarmiento.
En cuanto al rincón urbano que la tiene como protagonista en Núñez, cabe destacar sus agradables características. La imagen es elocuente: numerosos árboles y abundante vegetación, predominan en este sector de la travesía de Atias por la Ciudad. Un territorio porteño en el que suele prevalecer el estruendo de los motores, aquí se transforma en un placentero oásis, donde no rugen autos, motos, camiones ni colectivos.