Pasaje Marcoartú

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En el sector “norte” de Flores, una calle llamada Marcoartú se esconde detrás de la estación. Es un pasaje de menos de cien metros, cuyo acceso sólo es posible si se atraviesa un pórtico -estaba sin candado cuando lo visitamos- que da a la “esquina” con Bolivia al 200. En el interior de esta calle-pasillo-galería, conviven seis viviendas con una numeración que va, justamente, del 1 al 6.

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Son casas que datan de 1914, construidas por el arquitecto e ingeniero J. Arnaut para ser utilizadas por personal ferroviario.
Más de cien años después, sus fachadas se mantienen inalterables. La puerta de entrada en el medio de dos columnas y un balconcito en el primer piso, se replican de forma exacta en todas las propiedades. Si bien difícil era saber en qué estado se hallaba el interior de las viviendas, en nuestra visita al pasaje logramos apreciar que exteriormente, por la falta de mantenimiento, el paso del
tiempo se ha vuelto notorio. Por el nulo movimiento en los alrededores y las persianas cerradas en su totalidad, no nos fue posible comprobar si había moradores en ellas, aunque algunas luces nos invitaban a deducir que sí, al menos en algunas.

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La calle tampoco tiene salida hacia el lado opuesto del pórtico de ingreso. Frente a las casas, limita con la estación y del andén, sólo la separa una verja oxidada y recubierta de arbustos.
Daniel Marcoartú era el vecino de Flores que donó esas tierras para construir el pasaje que esta catalogado como “particular” y no reviste carácter ofi cial. Para los carteros, es conocido simplemente por Bolivia 202. Pero sin duas, es mucho más que eso.

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