DEPORTE PORTEÑO

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UN “BOHEMIO” QUE VIVIÓ EN ATLANTA

Carlos Stortz nació el 20 de septiembre de 1956 en la Capital Federal. Pese a que la Ciudad de Buenos Aires lo tuvo como vecino de los barrios de Flores y Floresta, Carlos, desde temprana edad, simpatizó con el representante futbolístico de Villa Crespo: Atlanta. Con la entidad «bohemia» comenzó a identificarse de esta manera: «Como suele suceder, herencia familiar -cuenta-. Mi viejo, hincha de River de chico, a los trece años fue por primera vez a ver a Atlanta en un partido frente a Rosario Central. Atlanta ganó 9 a 1, fue la mayor goleada en el profesionalismo, y desde allí empezó a seguir a Atlanta, y me lo inculcó desde que nací. Y así hice yo también con mis hijos».

Integrante del Centro para la Investigación y la Historia del Fútbol, ya en su adolescencia, Stortz sintió un especial interés por las estadísticas. «A los quince empecé a hacer las crónicas de los partidos de Atlanta, los primeros años con comentarios. Luego, fui a las bibliotecas a buscar toda la historia previa. Y después para ampliarla a todo el fútbol de Primera de Argentina».

Entre los lugares que frecuentó en busca de material, recuerda que «alternaba la vieja Biblioteca Nacional de la calle México, la posterior de Recoleta, la del Concejo Deliberante, la del Congreso, la del Banco Central, y pasaba horas ahí».

En la actualidad, continúa desarrollando su pasión por los números futboleros: «En alguna época le dediqué mucho tiempo, días enteros. Ahora mucho menos. Hay semanas en que estoy sin hacer nada vinculado al tema y otras -especialmente en vacaciones- que le dedico días».

Colaborador en el área de prensa de su club, Stortz señala como lo que hizo con más placer a «los reportajes a Gómez Voglino, Cano y Bettinotti. Y la participación también haciendo reportajes en Siglo Bohemio, en 2004».

Docente de Química Orgánica en la Universidad de Buenos Aires, e investigador del Conicet en el mismo tema, hay una anécdota muy particular ligada a su profesión y a su cuadro favorito, que lo tiene como protagonista. Sin dudas, un hecho pintoresco, que  sirve para cerrar la entrevista con una pincelada de humor: «Viví en Atlanta, Estados Unidos, entre julio del ‘86 y julio del ‘88. Hice mi posdoctorado allá, y aunque muchos no me creen, me tocó Atlanta por casualidad. Al principio era raro, sacaba fotos donde aparecía el nombre, compraba postales… Después me fui acostumbrando».

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