VOLVER A ESCUCHAR A JAIRO

jairo

Quedé gratamente sorprendida al volver a escuchar a Jairo, ese cordobés que muy joven se radicó en París, donde conoció a grandes artistas como Astor Piazzola y Mercedes Sosa, hasta que volvió a la Argentina y participó del inolvidable acto de cierre de campaña de Raúl Alfonsín, en octubre de 1983, donde interpretó ante una multitud que anhelaba la restauración de la democracia, el tema “Volveremos”.

Quiero referirme a una cantante italiana, Gianna Nannini, que me impactó desde la primera vez que la vi, interpretando junto a otro notable músico, la canción representativa del mundial de fútbol de 1990 -inolvidable para todos los argentinos- que nos emociona cada vez que la volvemos a escuchar. Pude volver a verla en la televisión de aquel país y me sigue impactando ahora, ya sin ser tan joven como otrora, con su voz que es como el agua que cae a borbotones y tiene el sabor dulce del vino rosado, y es toda su presencia tan expresiva como lo demuestra su rostro, dejando el alma en cada canción.

Estoy viendo semanalmente otro programa de la televisión italiana, Bailando con las Estrellas. Al ver a las parejas bailar distintos ritmos, especialmente cuando son el tango y el vals, siento en mi interior que puedo bailar yo también, girar y sentir la música, aunque sólo sea por un día, volver a emocionarme como en mi fiesta de casamiento, que disfruté como pocas cosas a lo largo de mi vida.

A mí querido suegro Heinz, o Enrique, en nuestro idioma: eras particularmente simpático, no te conocí en profundidad, pero sé que trabajaste hasta alta edad. Compartimos tertulias sobre música clásica, sobre política y un poco del deporte que te apasionaba, el fútbol. Tuvimos muy buena relación y así es como te deseo bendiciones querido Heinz, y que junto a Dios estés.

Giran las agujas del reloj, y así transcurre el tiempo, entre los rayos del sol durante el día y la tenue claridad que da la luna entre las sombras de la noche… Y así, como una rueda sin fin pasa la vida, entre alegrías y tristezas, con derrotas y victorias que siempre y a pesar de todo, vale la pena ser vivida.

Dios mío, gracias te doy por haber escuchado mis ruegos, espero no encontrarme dolorida mañana, que me encuentre afectuosa y risueña, para poder así disfrutar feliz la compañía de mis seres queridos.

Raquel Seltzer

Foto: experienciapiazzolla.com.

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