«SAN JUAN Y BOEDO…» SE CANTABA EN LA PATERNAL

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¿Cuál era el nombre de aquella profesora de música? Por más esfuerzos que hice, no logré rescatarlo de mi memoria. Pero sí recuerdo con nitidez aquel salón de música de la Escuela República del Ecuador y la pasión que brotaba de parte de la experimentada maestra, cuando se sentaba junto al piano del enorme aula, que además, en uno de sus extremos tenía el escenario donde se celebraban los actos escolares. Estaba en el lado opuesto a la puerta de entrada, por la cual también ingresaba la Bandera de Ceremonias en los festejos patrios.

Aquella profesora de música iba directo al grano. Que cantemos, era lo que le interesaba. Su objetivo, seguramente respaldado por el programa de estudios, consistía en que aprendiéramos a cantar. Hasta quinto grado de la primaria, no recuerdo haber analizado notas ni pentagramas. En cambio, están frescos en mi memoria los momentos en que, parados en las graderías de madera, los alumnos tratábamos de memorizar la letra y la música de cuantiosos temas que la “seño”  nos transmitía.  Entre tantos versos y estrofas estaban las del tango, un género muy bien atendido en nuestro colegio de enseñanza pública por aquellos primeros años de la década del Ochenta. Y uno de los tangos preferidos era nada menos que el porteñísimo “Sur”, cuya letra era de Homero Manzi y su música, de Aníbal Troilo. Había sido cantado por primera vez en febrero de 1948, por Edmundo Rivero.

La siguiente, es su versión original:

San Juan y Boedo antigua, y todo el cielo,

Pompeya y más allá la inundación.

Tu melena de novia en el recuerdo

Y tu nombre florando en el adiós.

La esquina del herrero, barro y pampa,

Tú casa, tu vereda y el zanjón,

Y un perfume de yuyos y de alfalfa

Que me llena de nuevo el corazón.

Sur,

Paredón y después…

Sur,

Una luz de almacén…

Ya nunca me verás como me vieras,

Recostado en la vidriera

Y esperándote.

Ya nunca alumbraré con las estrellas

Nuestra marcha sin querellas

Por las noches de Pompeya…

Las calles y las lunas suburbanas,

Y mi amor y tu ventana

Todo ha muerto, ya lo sé…

San Juan y Boedo antiguo, cielo perdido,

Pompeya y al llegar al terraplén,

Tus veinte años temblando de cariño

Bajo el beso que entonces te robé.

Nostalgias de las cosas que han pasado,

Arena que la vida se llevó

Pesadumbre de barrios que han cambiado

Y amargura del sueño que murió.

La letra original presentaba mínimas variaciones con relación al tema que entonábamos en el colegio:

-En lugar de “San Juan y Boedo antigua”, nosotros decíamos “San Juan y Boedo ANTIGUO”.

– En vez de “Y tu nombre florando en el adiós”, cantábamos “Y tu nombre FLOTANDO en el adiós”.

-A la distancia, entiendo que no decíamos “Y mi amor y tu ventana” sin “Y mi amor EN tu ventana”.

De acuerdo a lo investigado para esta nota, al menos los dos últimos cambios los introdujo el propio Edmundo Rivero cuando grabó el tango.

¿Cómo se llamaba la maestra? Termino de escribir este nuevo artículo y sigo sin poder acordarme. A lo mejor, en una próxima nota, el misterio quede develado.

Foto: una imagen posterior del salón de actos de la escuela. No está el piano pero sí las gradas y al fondo, el escenario.

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