PORTEÑOS PSICOANALIZADOS

Palpa_Conesa(2021)

Gracias a los escritos precedentes, Pablo había podido recopilar unos cuantos eventos que su memoria tenía archivados. Eventos que reflejaban ciertas características de su estado mental a través de su infancia, adolescencia, juventud y primeros años de la adultez… Una vez hecha esta sintética recopilación, concluyó que los trastornos de ansiedad y el miedo exagerado que en otra época de la adultez lo alcanzaron, haciéndolo trastabillar, no habían sido problemas que acarreó durante toda su vida. A la luz de estos breves capítulos que reorganizó cronológicamente, entendió que, muy por el contrario, existía una línea fronteriza. Un antes y un después. Un límite que si bien todavía permanecía borroso, le permitía darse cuenta de que previamente, había podido moverse con soltura por entre sus ocupaciones habituales, libre de las acechanzas de aquellos enemigos invisibles que más adelante, lograron emboscarlo.
Lo más importante, acaso, era comprender que si esos enemigos no nacieron con él, tampoco tendría que padecerlos hasta el final de sus días. Que si las circunstancias y su conducta habían favorecido su llegada, mediante otra conducta y circunstancias distintas, la chance de alejarlos, también era concreta.

Un día, escribió: “Duradero y no superficial”.

Si una persona está en graves problemas y –como último recurso- busca a Dios para que los arregle en un abrir y cerrar de ojos, es posible que se quede con las ganas. Es que el Señor –más allá de su condición de todopoderoso- nunca prometió soluciones mágicas. En cambio, por lo general las bendiciones llegan como resultado de una perseverante búsqueda en el camino de la fe. Mucha gente no está dispuesta a esperar, o sea, a invertir parte de su tiempo para conseguir un bienestar que vislumbra muy lejano o inalcanzable.

Por eso, en el mundo tienen éxito el alcohol y las drogas, que producen un veloz estado de satisfacción. Por eso, reina el consumo, porque comprar y comprar, puede dar un dulce efecto, capaz de vencer por un rato la frustración que causa una vida con dificultades. Pero así como el impacto causado por las drogas y el alcohol tienen vencimiento muy próximo, también el consumo implica que una vez que se termina el sabor de lo nuevo, es necesario ir por más, para que no vuelva la amarga sensación de no tener nada en qué entretenernos.

Dios propone algo distinto. No tiene que ver con el placer inmediato y superficial, pero sí con una relación que más allá de alegrías o tristezas circunstanciales, significa entrar en un estado de felicidad duradera. Tan duradera, que no se limita a nuestro paso por la tierra, sino que se extiende por toda la eternidad.

Un sustento bíblico:

Pon en manos del Señor todas tus obras, y tus proyectos se cumplirán. Proverbios 16:3.

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