El escaso (nulo, por momentos) tránsito vehicular es un motivo que invita a quienes recorren el pasaje, a abandonar las angostas veredas y bajar hacia el empedrado. Los vehículos que se ven por esta calle, son, en su gran mayoría, los que están detenidos. Mientras uno de los cordones está vacío, el de enfrente, luce completo casi en su totalidad. En una buena proporción, son lujosos automóviles los que se encuentran estacionados (apuntan en dirección Norte de la Ciudad), suceso que guarda correspondencia con un dato no menor: el sector está provisto de exclusivas propiedades, altamente cotizadas. Hace algunos años, el metro cuadrado cotizaba en alrededor de tres mil dólares, por lo que no sería extraño que hubiera viviendas cuyo valor llegue al millón de la moneda estadounidense.
La calzada adoquinada es un sello distintivo en este parte del barrio de Palermo. Malasia no es la excepción. Pero aparte, al pasaje lo distinguen otras características: ausencia total de comercios, grandes caserones, fachadas de estilo ecléctico… El verde que se aprecia, no proviene de los árboles -la cuadra no posee ejemplares añosos- sino del frente de las casas, algunas de las cuales presentan vegetación en abundancia.
Hasta 1995, este pasaje no era un pasaje: ¿Cómo se explica esto? Si bien la calle, visualmente, contaba sólo con una cuadra, yendo desde Maure hasta Gorostiaga, el tramo pertenecía a Arribeños y ésa era su histórica denominación. La traza se interrumpía en Gorostiaga y se reanudaba unos trescientos metros más adelante, en Teodoro García. En 1995, a este corto y aislado tramo de Arribeños, se lo despojó de su antiguo nombre, otorgándole una nueva nomenclatura: Malasia.
En este sector de Palermo, coinciden una importante cantidad de embajadas y dentro de este conjunto, una de ellas es precisamente la de Malasia, que está a la vuelta del pasaje, sobre la calle Villanueva. El cambio de nomenclatura de Arribeños, estaría ligado, justamente, a la presencia de este consulado internacional en la zona.
