MI HERMANO DANIEL

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Hace poco hablé con Daniel, mi hermano radicado en Israel desde hace casi 50 años. No recuerdo bien las palabras que empleé en la conversación: tal vez desbordada por la emoción que me produjo escuchar su voz, también sentí la alegría de saber que él y su familia están bien, mientras aún conservo la esperanza de volver a verlo y poder abrazarlo.

Quiero referirme a mis entrañables amigos, Beatriz y Efraín. Ellos forman parte de mis sentimientos. Aunque hace mucho tiempo que no los veo, siempre recuerdo con cariño los gratos momentos compartidos. Tengo presente que cuando yo esperaba la llegada de mi hijo, vos, querida Bea, también estabas en la dulce espera de tu hija mayor. Gracias a Dios ambos ya son adultos y están felices.

Habitualmente, los domingos suelo ver un programa en la televisión italiana, porque la conductora, Mara Venier, me llega al corazón con su dulce voz y la empatía que tiene con sus invitados. Si bien no entiendo completamente el idioma, sólo cómo expresa sus sentimientos me conmueve profundamente, en especial en ese día en el que se refirió al Papa Francisco, a quien ama. Ese momento, como argentina que soy, me generó mucha emoción y sentí un gran cariño por ella.

No importa que no te quieran si vos te querés bien, no importa que te amenacen si sos pura de alma y corazón. Sueña con lo hermoso, con lo que engendraste, con poder reír o llorar y también amar. Sueño con conocer la bella Italia, sobre todo Venecia, ciudad con la quedé impactada al ver, de niña, una película que mi papá me mostró en aquel proyector de cine con el cual yo disfrutaba de todo lo que veía. En este caso siempre imaginé recorrer los canales venecianos mientras el gondolero entona una típica canción.

Pocos días atrás se celebró Sucot, la fiesta bíblica de las cabañas, que recuerda la morada del pueblo judío durante su travesía por el desierto. También Simjá Torá, la siguiente festividad bíblica, la que llega cuando se lee la última parte de la Torá y se recomienza nuevamente con la primera. Hoy, todavía viene a mi memoria la alegre ceremonia de la cual participaba en la sinagoga junto a mis añorados abuelos.

Raquel Seltzer

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