DEPORTE PORTEÑO

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GERARDO ROMERO, AUTOR DE UNA OBRA FUTBOLERA PARA EL ASOMBRO.

Ex jugador de handball (jugó en Argentinos Júniors y Colegio Guadalupe) e hincha de los Bichitos Colorados. Socio vitalicio del club de La Paternal (Nº 501750) e historiador. Periodista y escritor. En una presentación de Gerardo Romero, es correcto mencionar todos estos elementos. Sin embargo, el motivo principal por el cual estas líneas hacen referencia a este porteño nacido en 1970, tiene que ver con el “librazo” que publicó en 2014.  Titulado “Los Clubes del Fútbol Argentino (Tomo I)”, posee casi 650 páginas a través de las cuales realizó un espectacular recorrido por la historia y la actualidad del fútbol argentino. Todos los clubes afiliados a AFA están allí. También, los indirectamente afiliados que alguna vez participaron de un torneo organizado por esta Asociación. Sobre cada uno de los 130 clubes (se limita a los que seguían vigentes en 2014), Romero hizo una exhaustiva investigación y recopiló una impresionante cantidad de datos: orígenes, ubicación geográfica, motivos del nombre y apodo, cambios de denominación, ascensos, descensos, cronología futbolera, estadios que tuvo, divisionales en las que participó. La obra abarca tanto la era amateur como a profesional… Dicho de esta manera tan sintética, su trabajo corre el riesgo de ser menospreciado, porque más allá de los elogios, lo que realmente habría que hacer para valorizar semejante obra, es tenerla entre las manos.

Cuenta Gerardo: “Mi tema de estudio y recopilación de datos es la historia de los clubes. Investigo sobre los orígenes, colores, canchas, trayectorias, cambios de nombres, fusiones, escisiones, etc. También me gusta indagar y tratar de transparentar todo lo relativo a las distintas categorías del fútbol argentino. Las denominaciones, los niveles, las inserciones de divisiones, los torneos del CFFA (Consejo Federal) para los clubes con afiliación indirecta. Pero lo que más disfruto es la posibilidad de unir en un mismo trabajo tres materias que me apasionan: Historia, geografía y fútbol”.

-¿Cómo y cuándo se te ocurrió arrancar con esto?

-Fue en dos etapas distintas. La primera arrancó en 1984 cuando tenía 14 años y empecé a coleccionar material (El Gráfico, Sólo Fútbol, Super Fútbol). También guías Filcar de mapas y colectivos. La segunda arrancó en 2001 cuando me propuse hacer un libro sobre los clubes. En 1992 mi papá me regalo el libro de Iwanczuk (Historia del Fútbol Amateur en Argentina) y se me ocurrió que había que contar la historia completa de los clubes, uniendo la etapa amateur con la era profesional y contemporánea. Siempre me desagradó esa división arbitraria. Bueno, desde entonces compro todo libro que haya con la historia de algún club y mis archivos se van nutriendo con más información

-¿Cuánto tiempo por día o semana solés dedicarle a las estadísticas y demás actividades vinculadas a la historia?

-No lo puedo medir con exactitud. Cuando lo que estoy investigando, ordenando o recopilando me agota, es decir deja de ser placentero, corto y tiempo más tarde lo retomo y muchas veces cambio el foco.

-¿Qué es lo más loco que hiciste para tratar de encontrar material?

-Pedirle a toda persona conocida que vaya hasta tal club o casa del autor del libro a comprarlo. Muchos compañeros de trabajo que vivían en el conurbano sur y el oeste me han hecho el favor. También mi señora ha corrido en busca de mis joyas literarias. Además tengo un espacio físico en casa donde guardo todo el material, con acceso vedado a todos (familiares, amigos, visitas) en especial a niños pequeños y revoltosos.

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Integrante del CIHF (Centro para la Investigación y la Historia del Fútbol), Romero sostiene que el handball “es mi deporte favorito después del fútbol”. Además, confiesa: “Me atrapa mucho más buscar cosas del pasado que mirar un partido del fútbol argentino contemporáneo. ¿Serán los años? A continuación, revela cómo se le ocurrió escribir el que hasta ahora, es su único libro.

-Puntualmente, quería contar como evolucionaron aquellos «teams», conformados por amigos y vecinos hasta transformarse en los clubes que hoy conocemos. Como pasaron de juntarse en una esquina a tener grandes estadios, abarrotarse de socios y de hinchas, abrirse a otros deportes, identificarse con un barrio, una zona o un Partido. También busqué aportar otros datos, menos conocidos o menos valorados por el gran público consumidor del producto fútbol. Ejemplo: el heptacampeonato de Racing (1913/1919). Además soñé con que pasado los años el libro se convierta en una certera fuente de datos, que trascienda lo coyuntural, que pueda ser utilizado como bibliografía de consulta.

-¿Cómo resultó la experiencia de publicar a pulmón un libro tan voluminoso?

-Dura. En todos los aspectos. Principalmente el económico. Tuve que corregirlo yo, buscar las fotos y los escudos. Pensá en lo arduo que puede ser corregir casi 650 páginas de datos duros. Fueron tres viajes hasta la editorial y cuatro procesos de relectura y arreglos. Es el punto más flojo que tuvo el libro. Tendría que haberle dedicado más tiempo pero ya estaba cansado y demasiado ansioso.

-¿Tenés proyectos de publicar otros?

-Sí. Pero sin apuro. En 2015 empecé a armar el tomo II, que se ocupará de los clubes desaparecidos y desafiliados. Tarea titánica. Falta bastante información y hay muchos datos que se contradicen o carecen de sustento comprobable. Me pasa que me enojo cuando no puedo dar fe de certeza de algo y abandono. Al poco tiempo encuentro o me pasan aquel dato que tanto busqué y entonces renace el entusiasmo. Si Dios me acompaña culminaría la obra con la edición del tomo III, que versará sobre los clubes con afiliación indirecta que hayan jugado algún torneo de AFA/CFFA. Por ahora es un proyecto una idea, un sueño. Ojalá pueda concretarlo.

-¿A qué te dedicás al margen de este pasatiempo?

-Desde mayo de 2021 estoy desocupado. Tengo 25 años de experiencia en logística de depósito. Una tarea que siempre me gustó. Además soy periodista. Me recibí en 1991 en la Escuela del Círculo de La Prensa. Nunca ejercí. Hace treinta años no existía internet, ni los celulares, ni la big data.

Fotos: cortesía Gerardo Romero.

 

 

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