0 5 mins 2 meses

Hoy hay elecciones en la Argentina. Se eligen diputados y senadores para renovar ambos recintos. Me levanto a media mañana, desayuno y leo las noticias en internet. El tema central es el acto eleccionario que se lleva a cabo en gran parte del país. Las noticias indican que la jornada se está desarrollando con normalidad. Durante las semanas previas hubo numerosa pirotecnia verbal, con candidatos lanzándose acusaciones y un panorama polarizado entre el oficialismo nacional (La Libertad Avanza) y la oposición enarbolada mayoritariamente por el peronismo.

En la Ciudad de Buenos Aires, las autoridades legislativas se renovaron varios meses atrás, y La Libertad Avanza realizó una buena elección. Pero más adelante, en la Provincia de Buenos Aires, sufrió un fuerte revés, con lo cual espera estas elecciones con menor optimismo.

Salgo a votar cerca del mediodía. En el territorio porteño hay mucha gente, trasladándose a los centros de votación. En la escuela donde me toca cumplir con mi deber de ciudadano, debo esperar alrededor de media hora desde mi llegada hasta introducir el papel en la urna. Todo transcurre con normalidad.

Hay una nueva metodología de votación. No están más las viejas boletas partidarias sino una boleta única, donde figuran todos los candidatos. El sistema es simple. Se trata de marcar con una lapicera el casillero del candidato elegido. No hay complicaciones para emitir el voto.

A media tarde, vuelvo a mirar noticias en internet. Por lo general estas apuntan a mostrar la presencia de los candidatos en sus respectivos lugares de votación, mientras se acerca la hora del cierre de los comicios, a las 18.

Minutos después del cierre, todavía no hay resultados, pero sí se sabe que hubo una importante ausencia del electorado: apenas votó el 66 por ciento del padrón. La ausencia se vislumbraba, en función de la creciente desazón de la población ante la crisis y la poca credibilidad de la que gozan los políticos.

Se acercan las 21 y falta poco para que se publiquen los cómputos oficiales. Sin embargo, los medios dejan entrever que en el Gobierno existe optimismo ante los resultados.

Pasadas las 22 hs enciendo la TV. Lo que se decía extraoficialmente se ha convertido en realidad. Los canales dan a conocer la euforia de la gente de La Libertad Avanza. Ya se escrutaron más del 95 por ciento de las mesas y LLA obtuvo una importante diferencia sobre sus competidores en gran parte del país. Incluso, en la Provincia de Buenos Aires se ubicó por encima de Fuerza Patria cuando los pronósticos no eran nada alentadores.

A nivel país, LLA obtiene 64 diputados gracias al 40,78% que dictaminaron las urnas. El Peronismo, suma 44 diputaciones y  un 31,64%. El tercer lugar es para Provincias Unidas, con 8 diputados, producto de un 7,01%. En el Senado los números son más holgados a favor del color violeta: 42,46% y 13 senadores. El sector peronista, 28,50% y 7 senadores.

En la Ciudad de Buenos Aires, el candidato “violeta” Alejandro Fargossi, cosechó el 42,32 %, lo que equivale a 7 bancas en Diputados. Itaí Hagman, de Fuerza Patria, sacó el 26,99% y 4 bancas. Myriam Bregman, del Frente de Izquierda, quedó tercera con el 9,12% y 1 banca. Finalmente, también 1 banca obtuvo Ciudadanos Unidos, con Martín Loustau a la cabeza. El resto, no ganó lugares en Diputados, siendo Ricardo López Murphy (Alianza Potencia) el más encumbrado de quienes quedaron afuera, con poco más del 4%.

En Senadores, Patricia Bullrich (LLA) logró un contundente primer puesto: 50,29% y 2 bancas. Mariano Recalde (FP) lo siguió con 30,67% y 1 banca. Del resto, nadie llegó al 6% ni obtuvo lugares en el Senado.

En los programa de TV, la gran cantidad de analistas desarrolla sus opiniones, mientras los movileros cubren la información desde los búnkers. Se aguarda el discurso de Javier Milei. Y desde luego, lo que sucederá mañana en la Argentina.

Deja una respuesta