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Vi al pasar por Buenos Aires caminos nuevos, se sienten vivencias distintas… Y así consigo hacer lo que me gusta, aunque quisiera leer más libros, de todo tipo y estilo. Disfruto también del ajedrez, de mis caminatas y paseos, mientras escucho el canto de los pájaros y trato de imitarlos.

Hoy es sábado, el día sagrado, el día de descanso, de reflexión, de pensar antes de actuar, de juntarnos en la comunidad, de tratar de tener fe en ti, y de homenajear al amor.

Canto a Dios y a todos en rueda, silbando despacio, lentamente… Como si fuera la primera vez. Inocentemente, poco a poco, mirando al sol que va ocultándose tras el horizonte.

Querido hermano, hoy me acordé de tu cumpleaños: tienes cuatro menos que yo. Siempre fuiste el benjamín de nuestra familia. Sólo deseo tu felicidad y la de todos los tuyos, allá en la tierra de Israel.

Hoy te vi, querida prima Fanny, en mi mente y en mi corazón. En mis sueños. Tú, médica por vocación y plena de abnegación, cuidas a tus pacientes. Tenías la vestimenta perfecta, el delantal propio de tu profesión, recorriendo los pasillos como un ángel guardián.

Domingo de otoño, ya cae la tarde. La luna está pronta a aparecer, y después comienzan a verse las estrellas infinitas. No puedo dejar de mirar la constelación de Orión y las Tres Marías.

Hoy, como siempre, pude sentir el aire de la mañana: suave, perfumado y con mucho sol. Por algún motivo extraño no caminé, pero descansé bien y lo disfruté, ya que todo mi ser clamaba por ese bienestar.

Eres mi retoño, la vida y el destino hicieron que ya no caminemos juntos por la senda de la felicidad. Es que has crecido, querido hijo. Te deseo paz y amor para siempre.

A veces, cuando la lluvia cae raudamente, yo me parapeto. Y mientras la veo caer alternativamente, fuerte y despacio, pienso en ti y continúo mi camino.

Partir es dejarte atrás y mantener la esperanza de encontrarnos, más aún cuando llega la noche, veo la luna, cuento las estrellas y rezo por ti.

Raquel Seltzer

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