
Club Social, Deportivo y Cultural Mariano Moreno. Ramón Freire 3151 – Coghlan
FOTO: Jorge Moretti, Carlos Quarracino y Jorge Dufau, junto al tablero de ajedrez. Atrás, el salón de billar.
Mariano Moreno es un club atípico. Fundado en 1937, tuvo su período de esplendor a mitad del siglo pasado. Pero en la década del Noventa, sin gente, con instalaciones deterioradas y un sector cerrado por problemas judiciales, estaba condenado a la desaparición. Entonces, sucedió lo inesperado. Primero, desembarcó un grupo de ajedrecistas que habían fundado la institución Peón Rey, pero carecían de sede propia. Años más tarde, llegaron los asociados de otra institución, un club de billar de gran tradición, pero que también sufrían por la falta de una sede ya que rentaban un espacio en Palermo pagando un alquiler cuyo monto comprometía sus arcas.
El acuerdo entre ambos grupos fluyó con naturalidad y en la actualidad, el ajedrez y el billar son los que en forma exclusiva, le dan vida al resurgido Mariano Moreno. Narrada muy sintéticamente, esta sería la historia del club de Coghlan. No obstante, hay numerosos detalles más, que sus protagonistas se encargaron de dar a conocer en la entrevista que BACN realizó un sábado veraniego.
“FUIMOS CONTRA LA CORRIENTE”
Algunos meses atrás, una visita al buffet había servido como punto de partida. En aquella ocasión la grata impresión que nos causó una recorrida por sus salones y el trato dispensado por algunos “parroquianos” fueron impulsores de otro encuentro, esta vez, pactado con mayor formalidad.
Ya en la nueva reunión, conocimos a tres miembros de la Comisión: el presidente Carlos Quarracino, el protesorero Jorge Moretti y el vocal Jorge Dufau. Café de por medio Quarracino -como todo presidente con iniciativa- tomó la delantera. Y cuándo le formulamos la pregunta disparadora (¿qué se hace un sábado a la tarde en Mariano Moreno?) se largó a contar: “En ajedrez tenemos además una escuela importante. Tanto para chicos como para adultos. Un sábado, lo más común es que ambas estén en funcionamiento. La de chicos arranca a la mañana, con unos 25 alumnos, y la de adultos, con diez alumnos aproximadamente, de las 18 a 20 horas. Esta es una de las escuelas más importantes de la ciudad. El billar también tiene intenciones de formar una escuela y convocar a la gente joven. Pensamos que tiene que perdurar en el tiempo porque es hermoso”.
-Hablemos un poco más del billar.
-El viernes, históricamente, es su día más intenso. Pero toda la semana está abierto gracias a la asistencia de los socios que lo practican. Es un resabio de los viejos cafés de algunas décadas atrás. Se nutre mucho de gente que lo ha jugado en aquel entonces. Los cafés fueron cambiando su fisonomía y quedaron unos pocos clubes donde se lo practica. El nuestro es uno de ellos. Es una actividad social muy importante.
-¿El ajedrez también sufrió transformaciones?
-Sí, y una muy grande, por la aparición de Internet. La Argentina tiene una cultura ajedrecística muy vasta. Ahora, para jugarlo, podés hacerlo desde un sitio web en tu casa y contra rivales de todos los países.
-¿Entonces, cómo se entiende el auge del Moreno?
-Pocos clubes se han logrado mantener, aunque con menos actividad social que el billar. Al billarista no le queda otra alternativa que agarrar el taco e irse al club. El ajedrez era así antes, y ahora quedó más supeditado a la organización de torneos. En ese sentido, jugar cara a cara es diferente.El torneo de ajedrez precisa de un árbitro que, a su vez, cumple el rol de organizador. Y nosotros tenemos una árbitro internacional, la primera del país.
-¿En las dos disciplinas están federados?
-Así es. Tenemos ajedrecistas de roce internacional y billaristas que están en los primeros planos nacionales. Por ejemplo, Alan Pichot, el campeón mundial juvenil de ajedrez, es socio del Mariano Moreno. Él necesitaba tener el respaldo de un club federado y nos eligió a nosotros. Es un orgullo contar con los mejores en ambas disciplinas. En la Capital no existen tantos clubes así.
-¿Cómo era Mariano Moreno en la etapa anterior?
-Un típico club de barrio de la década del 50. Había escenario y mucha actividad social. Lamentablemente tras la crisis que sufrieron los clubes, sobre todo la de 2001, quedó inutilizado. Nosotros éramos un grupo de ajedrecistas, del barrio. Al tomar contacto con la antigua dirigencia, nos ofrecieron integrar la Comisión. Desde entonces comenzamos a regularizar la situación institucional, ya que los papeles estaban todos fuera de regla. Nos anotamos en la IGJ, en Ingresos Brutos, y en el registro de entidades deportivas del Gobierno de la Ciudad. Gracias a eso, conseguimos subsidios a través de los cuales pudimos hacer remodelaciones. Ediliciamente, no funcionaba casi nada. Con mucha paciencia, hubo que armar todo de cero. Con el Gobierno nació una relación excelente, no podían creer lo bien que usamos el subsidio.
-¿En qué momento ingresa el billar?
-Cuando recuperamos la planta baja, que estaba cerrada por un litigio con un buffetero, ingresa el billar. Hubo un contacto, vinieron a ver las instalaciones y mágicamente, nosotros contábamos con el salón donde cabían sus siete mesas. Se llegó a un acuerdo y en principio estuvo concesionado, pero al ver la seriedad del grupo y el buen clima que se generó, decidimos funcionar todos juntos en el Mariano Moreno. Lo concreto es que dos clubes de reconocido prestigio, cada uno en su ámbito, se fusionaron en uno solo. No pudimos vencer al prócer, no hubo agua que pudiera apagar tanto fuego (risas). Fue una movida personal bastante importante y hay mucho mérito en todos. Es gente que se entiende, que quiere al club y luchó intensamente para tener un presente que hasta hace diez años, yo no hubiera imaginado.
-¿Qué fue de la vida de los antiguos socios?
-En la primera Comisión había cuatro dirigentes del viejo club. Eran personas mayores, que cuando vieron que todo estaba en buenas manos, se fueron quedando. A su vez, otros socios de la anterior etapa, se acercaron. Uno de ellos, hizo el enlace con para traer el billar. Lamentablemente, el barrio comprobó que durante muchos años el club permaneció cerrado y que se perdieron las viejas actividades. Los clubes también se transformaron. Antes eran más comunes los espectáculos pero luego de Cromagnon se complicó. El escenario que había cuando llegamos ya no se podía usar, no contaba con las medidas de seguridad. Ahí se acopló el billar, que también veía su subsistencia amenazada. Acá hemos salvado prácticamente a dos clubes. En esta década fuimos contra la corriente: mientras nosotros crecíamos, el resto sumaba dificultades. Es una historia atípica y apasionante. Yo jamás imaginé la importancia de manejar un club, se aprende muchísimo. Por eso agradezco los aportes de mis pares de Comisión.
-¿Qué espacio tiene cada deporte en la Comisión?
-Precisamente, estamos armando el nuevo estatuto, para que los socios billaristas y ajedrecistas conformen la Comisión por partes iguales, y que la presidencia sea rotativa. Dos años cada uno. El entendimiento se llevó hasta el estatuto, bien pensado y bien armado.
REFLEXIONES DE DOS “JORGES”
Además, recogimos la opinión de otros dos directivos.
Jorge Dufau:
«Esto es una integración entre ambas actividades, aunque mi dedicación es mucho más fuerte con relación al billar. Hace unos cuatro años que estoy. Vine por una invitación de unos amigos y acá te integrás rápidamente, porque el club te brinda una amistad muy grande. A todos aquellos que competimos alguna vez y nos sigue gustando esa adrenalina, hoy podemos participar, aunque sea de este deporte más tranquilo y acorde a la edad que vamos teniendo… Yo vivo en Caballito, y si vengo hasta acá, no es tanto mérito propio sino de todos los que compartimos el club. Es la satisfacción que te da poder ser parte de él”.
Jorge Moretti:
“Me inicié en el ajedrez en los 80, en un bar que ya cerró: La Richmond. Ahí también se jugaba billar y de a poco, fui inclinándome por el billar, precisamente en la especialidad Tres Bandas, que es la que se juega en Mariano Moreno. Al cerrar La Richmond, la mayoría se fue a los ‘36 Billares’, en Avenida de Mayo. A mí, que vivo Saavedra, se me complicaba ir por la distancia. Hasta que un amigo -el actual tesorero- , hace cuatro años, me presentó a los muchachos y comencé a venir”.
“En Tres Bandas precisás un grado de inteligencia bastante importante y conocer algo de matemática, porque se utilizan teorías. Igual, algunos lo juegan en forma intuitiva. Yo soy uno de ellos”.
“No son tantos los que juegan ajedrez y billar. Yo, de hecho, al ajedrez lo dejé un poco de lado aunque en cualquier momento subo al primer piso…”
“En esta época de crisis, para nosotros es muy valioso tener una masa societaria bastante interesante. Gracias a ellos logramos hacer una buena recaudación. Por otra parte, contamos con el canon del buffet. De todos modos, lo fundamental son los subsidios otorgados por Ciudad y Nación. El presidente es el que se rompe la cabeza tratando de conseguirlos. No es fácil porque tenés que tener todos los papeles en blanco y en óptimas condiciones. No podés errarle a nada. Gracias a ese dinero estamos haciendo obras y mejorando las condiciones del club”.