DEPORTE PORTEÑO

MARADONA, EL DE LA BOCA.

Diego y sus compañeros de Boca Júniors.

Alves, Abel Aníbal.

Boca (Metropolitano 1981)/ Mediocampista/ Chueco/ Nació el 19 de febrero de 1958, en Calera Feitis, Provincia de Buenos Aires/ Hermano de Hugo César.

Compartió equipo con Diego: 14 partidos. Volante central o derecho de características defensivas, también tenía buen dominio de balón e interesante juego aéreo. Estuvo en el debut de Maradona en Boca. Aquella tarde ante Talleres ingresó por Trobbiani cuando se jugaban pocos minutos del segundo tiempo. En el equipo campeón del Metro alternó como titular y suplente. Su último encuentro como compañero de Diego, fue el recordado 1-0 a Ferro (gol de Perotti, de tiro libre). Esa vez fue el “5” titular y lo suplantó Passucci tras el primer tiempo.

Sobre su trayectoria: debutó en Boca en 1975 (con 17 años), prolongando su campaña en la entidad de La Ribera hasta 1983 (en el Nacional 1981, jugó a préstamo en San Lorenzo de Mar del Plata), lapso en el cual obtuvo los campeonatos de 1986 (Metro y Nacional) y el Metro 1981. En Boca llegó a las 139 presencias con 25 goles en cotejos oficiales por el certamen local (no participó en torneos internacionales). Prosiguió su carrera en Gimnasia, Banfield (ambos en Primera B), Huracán, Italiano y Lanús (todos en el Nacional B). Con este último equipo ganó el Reducido por el segundo ascenso a Primera A, en 1989/90. Regresó a Boca como entrenador, dirigiendo inferiores y el plantel superior en 2005, 2009 y 2010.

Un dato de color: en un reportaje que le hizo Infobae.com, habló maravillas del Diego-jugador y de su parte humana. Destacó que gracias a una conmovedora actitud que tuvo cuando su pequeña hija atravesó un momento de salud muy delicado, ella fue operada y pudo seguir viviendo. En la misma nota, agregó: “…los que estuvimos a su lado sabíamos del corazón que tenía y lo que hizo por mucha gente. Boca iba a jugar amistosos al Norte del país, a lugares muy carenciados y con mucha pobreza. Entonces, parábamos en parrillas a comer y había muchos chicos mirando lo que comíamos. Ante esa situación, él se levantaba, hacía poner una mesa para todos: 50, 70 chicos y los ponía a comer. Pagaba Diego y no dejaba que nosotros colaboráramos. La gente se queda con lo último que ve, pero no sabe que Diego tenía un corazón grande como una casa”.

Foto: Abel Aníbal Alves, en su función de director técnico (puroboca.com).

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