
KEMPES, DIEGO, Y UN VIEJO CUADERNO GLORIA
«Durante más de veinte años fui periodista político. Actualmente aplico muchos de los conocimientos adquiridos a la comunicación institucional y el asesoramiento a empresas en estrategias de comunicación», cuenta Mariano Volcovich, porteño, clase 1967, y uno de los tantos miembros del Centro para la Investigación de la Historia del Fútbol, que narró sus experiencias vinculadas a la pasión por la estadísticas futboleras. A continuación, sus opiniones:
«Si no me equivoco, comencé a llevar estadísticas en 1981. Era el año de Kempes en River y Maradona en Boca. Tenía un pequeño cuaderno Gloria, a rayas, tapa blanda, en el que armé cuadros para ir anotando la campaña de cada equipo y las alineaciones. Poco tiempo después empecé a recolectar información para armar una ficha con el historial de cada jugador, y llevaba las estadísticas de los campeonatos de Primera División y de la Primera B, que por entonces se llamaba así, a secas, ya que aún no existía la B Nacional. En las últimas páginas llevaba las estadísticas del equipo en el que yo mismo jugaba, la quinta división del Club Náutico Hacoaj. Sería injusto si no recordara que se trató entonces, de un hobby heredado de mi padre, que en sus ratos libres copiaba a máquina las síntesis de cada partido. Las tenía luego encuadernadas y había en su consultorio un estante entero con las carpetas desde la década de 1950 en adelante».
«No llevo la cuenta de cuántas horas le dedico, pero mucho de mi tiempo libre termina apuntando a esto, ya que es una tarea que nunca termina. No sólo por el hecho obvio de que las estadísticas se actualizan en forma permanente, sino especialmente porque a medida que se va avanzando, uno descubre que debe comenzar con una nueva búsqueda hacia atrás y se amplía constantemente el campo de cobertura».
«Tampoco tengo presente qué es lo más ‘loco’ que hice para obtener material. Seguramente sea lo mismo que hemos hecho cada uno de los que compartimos esto: pasarnos horas en una hemeroteca buscando un dato, recorrer la ciudad y el conurbano para comprar una revista, o en este tiempo aprovechar las redes sociales para intentar contactar a algún ex jugador, procurando confirmar un nombre completo o una fecha de nacimiento. Pero sí recuerdo qué es lo más loco que hice para dejar de obtenerlo. A finales de la década del ‘90 me cansé de llevar estadísticas y del tiempo que me llevaba hacerlo, y de un día para el otro decidí abandonar la tarea. Llamé a un periodista deportivo amigo y le dije que le regalaba todo el material acumulado a través de más de 15 años. Él no podía creerlo. Unos 10 años más tarde volví a las andadas y tuve que reconstruir todo el material».
«Alguna vez pensé en publicar algo, pero lo cierto es que si bien le dedico mucho tiempo, nunca lo hice de manera profesional. Y quiero decir con esto que después de haber ejercido el periodismo durante más de veinte años, llevo incorporado el concepto de la rigurosidad en la información. Y en este caso, pese a que cuento con gigantescas bases de datos, al no haberlas desarrollado de modo profesional no creo que tengan la rigurosidad que me he impuesto toda la vida».