[button url=»http://» style=»green»]Lla Iglesia de Santa Felicitas (1875).[/button]
NORTE Y SUR. A principios del siglo XVIII comenzaron a levantarse a la vera del Riachuelo construcciones precarias cuya finalidad era la de almacenar cueros para exportar y recibir productos del exterior. Dichos sitios se denominaban barracas y a ellas, también llegaban, procedentes de África, un gran número de personas que eran comprados como mercadería: los esclavos. De allí, tomó su nombre el barrio actual, que en el siglo XIX, tenía carácter de Partido y estaba dividido en dos sectores: Barracas al Norte (que comprendía inclusive el hoy barrio de La Boca) y Barracas al Sur (má adelante, Avellaneda). Entre ambos, se hallaba un Riachuelo donde incluso, hasta hace cien años hubo playas de arena bañadas por aguas transparentes.
DESPUÉS DE LA FIEBRE. Habitantes de elevado nivel aristocrático tuvo esta zona de quintas durante gran parte de su historia. Pero en las postrimerías del siglo XIX la epidemia de fiebre amarilla que aquejó a Buenos Aires, provocó que gran parte de estas familias se trasladaran hacia el norte de la Ciudad. Clases más humildes fueron entonces apropiándose de la geografía del barrio. Los más acaudalados mantuvieron sus propiedades -pese a ya no vivir más allí-, lo que dio lugar a los inquilinatos, popularmente conocidos como conventillos. Sobre Montes de Oca, su avenida más importante (antes, llamada Santa Lucía), se estabecieron las famosas pulperías, una suerte de bares cuyo público era mayoritariamente de bajos recursos. Acaso la pulpería más famosa, la Santa Lucía, fue inspiradora del renombrado vals que se iniciaba así: “Era rubia y de ojos celestes…”. Compuesto por Héctor Blomberg, fue cantado por primera vez en 1928 por Ignacio Corsini.
EL PRIMER PUENTE. El Puente Galvez (llamado así por el apellido del constructor de la obra) es uno de los íconos de Barracas. En 1791 se lo inauguró -era de madera- y siendo el único lugar para cruzar el Riachuelo (más allá de las canoas) en 1806 se lo incendió para evitar el ingreso de los ingleses durante las invasiones. Luego lo reconstruyeron -ya de hierro-, aunque sucesivas inundaciones fueron acentuando su deterioro. En varias ocasiones volvió a ser remodelado, hasta que se lo descartó definitivamente, sustituyendolo por el Puente Prilidiano Pueyrredón -en homenaje al ingeniero que lo ideó-, que también fue reconstruido más de una vez. En 1931 se estrenó y en principio tenía puente levadizo para el paso de los barcos: el tránsito se interrumpía en determinados momentos y el puente se abría, modalidad que fue cayendo en desuso. En 1969, a pocos metros de distancia, se inauguró el Nuevo Puente Pueyrredón. El actual.
DOS IGLESIAS, DOS HISTORIAS. Dos grandes iglesias forman parte del corazón barraqueño. La Capilla de Santa Lucía estaba en Sarmiento y Montevideo. En 1783, doña María Josefa de Alquizalete, hizo que la trasladaran a su quinta de Barracas. Otra es la Iglesia de Santa Felicitas. De gran porte y terminada en 1875 (foto superior), La hicieron construir los padres de Felicitas Guerrero, una joven que murió trágicamente (dicen, que asesinada por Enrique Ocampo, uno de sus pretendientes, quien luego se suicidó). La tumba de mármol con sus restos, está en una habitación contigua a la sacristía.
LOS CLUBES DE BARRACAS
Barracas Central (foto). Luna 1211
Barracas Júniors. Gral Hornos 1850
Santa Lucía. Montes de Oca 1517
Sportvo Barracas. Iriarte 2056
Sportivo Pereyra. Alvarado 2785
Club Cacho Laborde. Luna 1547
Juventud Unida. Iriarte 3276
San Antonio. Santa Magdalena 413
Social Barracas (ex Terremoto). Villarino 2346
Deportivo Paraguayo. Piedras 1674
