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Hoy: Catamarca y Estados Unidos.
Un sitio. Una calle. Una plaza. Un punto de Buenos Aires. Igual a tantos. Pero a su vez, distinto a todos. La gente lo transita, pero no lo recorre. Las personas lo atraviesan con la mirada, pero no lo ven. En esta sección, lo describimos.
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Una provincia del Noroeste argentino –lejana en todo sentido, desde el punto de vista porteño- y un país de América del Norte –mucho más presente en lo cotidiano, a pesar de las grandes distancias- se cruzan en el barrio de San Cristóbal, en jurisdicción de la Comuna 3. ¿Quién lo habrá notado? ¿Alguien habrá reparado en esta anecdótica circunstancia? Más allá de la ocurrencia descripta, se podría firmar que Estados Unidos y Catamarca es una esquina tranquila. Mano única ambas arterias, en relación al tránsito. Calzadas anchas, escasamente pobladas, al menos a estas horas de la tarde (entre las 15 y las 16 horas). Catamarca, con tránsito que viene desde la avenida Rivadavia. Estados Unidos, en dirección a la avenida Jujuy.
Llaman la atención la gran cantidad de pequeños carteles escritos con computadora y letras negras, pegados en varios postes de la zona. Dicen: Hotel Familiar “San Juan”. Habitaciones disponibles. Más abajo, su dirección (sobre esta arteria, distante a tres cuadras) y el teléfono.
En Catamarca y Estados Unidos hay otro hotel familiar. Su nombre es “Jardín” y tiene entrada por Catamarca. Una marquesina lo anuncia. Fachada roja, ventanas cuadradas –hasta el primer piso, enrejadas- y numerosos equipos de aire acondicionado, en el primero y el segundo piso, saltan a la vista desde el exterior. En el panorama se interpone un ciclista a bordo de una EcoBici anaranjada, que lleva algunos minutos detenido junto al cordón amarillo, e inspecciona lo que desde unos metros, da la impresión de ser una agenda.
El aspecto comercial es sencillo. Apoyado contra un semáforo, una pizarra da cuenta de “El Misionero”, una la casa de neumáticos que está “a 50 mts” del lugar, sobre Estados Unidos. A media cuadra, pero sobre Catamarca, se halla la sede de una renombrada empresa de seguridad. Lo confirma la presencia de varios autos de color blanco estacionados en la zona, ploteados con la marca de la firma.
En las cuatro ochavas, se reparten el mencionado hotel de pasajeros, un local en desuso, un edificio de tres plantas al cual le están efectuando arreglos en el frente y un negocio de comidas caseras, ubicado en la planta baja de un edificio de unos cinco pisos.
Son instantes donde la calma parece adueñarse de este rincón porteño. Desde la esquina, se divisa la silueta de un enorme camión, que realiza maniobras para dejar un garage y salir por Estados Unidos. En otro punto de Buenos Aires, el hecho podría haber desencadenado la impaciencia de los automovilistas; alguno si hasta podría hacer sonar su bocina a la espera del final de las maniobras del camionero. Sin embargo, en este caso, no existe tal situación, porque insólitamente, a esta hora casi no hay tránsito en este punto de la ciudad.