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Dos meses duró el cierre de la Línea D. El 8 de enero, se procedía a suspender la circulación de los vehículos con la finalidad de introducir mejoras en el sistema. El 8 de marzo, se produjo la reapertura de la línea, cuyas cabeceras son las estaciones Catedral (a metros de Plaza de Mayo) y Congreso de Tucumán (en el barrio de Núñez). El servicio se reanudó con normalidad, a excepción de la estación Facultad de Medicina, que continúa inhabilitada por obras y todavía no se informó acerca de una fecha de reapertura.

En relación a los trabajos efectuados en la línea, el sitio especializado enelsubte.com, indicó que “se llevaron a cabo las tareas finales de instalación del nuevo sistema de señales CBTC (Communications-Based Train Control), que permitirá reemplazar el actual sistema de señalamiento ATP (Automatic Train Protection). Es el mismo que ya funciona en las líneas C y H”.

La meta perseguida con estos trabajos de modernización, es la de mejorar la frecuencia de los srvicios. “Con la incorporación del nuevo señalamiento, Subterráneos de Buenos Aires (SBASE) pretende lograr una reducción del intervalo de trenes de hasta 2:15 minutos, aumentando significativamente la frecuencia, reduciendo el tiempo de viaje hasta un 15% y permitiendo absorber hasta 67 mil nuevos pasajeros en la línea”, precisó En el Subte.

En las líneas mencionadas, a pesar de que se realizaron modificaciones del mismo tipo que en la D, la suspensión de los resectivos servicios había durado menor cantidad de tiempo: dos semanas en la C y una semana en la H. “Según SBASE, en el caso de la línea D la situación es diferente porque en la C las máquinas de cambio se habían reemplazado con anterioridad –sin interrumpir el servicio– mientras que en la H los coches ya estaban equipados para funcionar con CBTC. En la línea D confluyen ambos factores: el trabajo simultáneo en los cambios y la necesidad de realizar pruebas de circulación sin pasajeros”, se detalló en el artículo publicado por En el Subte.

Detalles técnicos

 “Entre las intervenciones ejecutadas durante el prolongado cierre total estuvieron el reemplazo de las 31 máquinas de cambio ―que no podrían operar con el nuevo sistema―, la verificación de que todas las rutas posibles cumplan con los estándares de seguridad, la identificación  eventuales fallas, y la finalización de la instalación del nuevo sistema a bordo de los trenes”, especifícó En el Subte, seguido de los siguientes detalles: “El sistema instalado en la línea D es un CBTC  con ATO en Grado de Operación Automática 2 (GoA2) correspondiente al modelo Trainguard MT de Siemens Mobility. También se incluye la colocación de un sistema de información al pasajero que notificará la frecuencia en tiempo real y eventuales demoras o inconvenientes con el servicio. A diferencia de los sistemas tradicionales como el ATS o el ATP, que trabajan con secciones fijas, el CBTC se basa en secciones móviles determinadas por la ubicación de los trenes, permitiendo que las formaciones se aproximen a una distancia mínima de 30 metros entre sí. Esto redunda en la posibilidad de correr una mayor cantidad de trenes en simultáneo y, por lo tanto, reducir los tiempos de espera, aunque esto depende en última instancia de la cantidad de formaciones que se pongan en circulación. La combinación del CBTC con ATO (Automatic Train Operation) en GoA 2 permite reducir la intervención humana en el proceso de conducción. Bajo este sistema, el conductor simplemente debe presionar un botón para que la formación acelere automáticamente hasta su próxima parada mientras, desde las balizas y antenas colocadas en el túnel, la computadora de a bordo recibe información sobre la ocupación de la vía, velocidades a desarrollar y precauciones en el trayecto. No obstante, el conductor puede tomar control de la conducción de la formación en cualquier momento, en el caso de que se presente alguna eventualidad”.

Esperado regreso

La reapertura de la Línea D era muy esperada por un importante número de pasajeros, acostumbrados a realizar extensas travesías en un período relativamente corto. El colectivo aparecía como una opción ante el cese de las actividades, aunque, claro está, sus tiempos son considerablemente más largos. La Línea A –que corre por debajo de la Avenida Corrientes en gran parte de su recorrido- también fue tomada como alternativa.

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