La columna de la Lic. Linares
En cierta ocasión, mi camino como Psicopedagoga en la Ciudad de Buenos Aires, me llevó a trabajar en el nivel secundario, dentro de los Ciclos Básicos con Formación Ocupacional (C.B.O.). Se trata de una alternativa institucional pedagógica que atiende las necesidades de un conjunto de jóvenes que, por diversos motivos, no logran insertarse en el nivel medio del sistema formal.
En principio, y a lo largo de tres años, se ofrece una Formación General Básica que permite ampliar y profundizar conocimientos en distintas áreas disciplinares, y una Formación en diferentes Especialidades Ocupacionales.
Está dirigido a jóvenes que posean entre 13 y 18 años, egresados del 7º grado de cualquier modalidad educativa, quienes por dificultades de diverso origen, no ingresan o tienen dificultades reiteradas en la escuela secundaria común. En CABA se encuentran los siguientes CBO:
- Nº 1: Evita – Formación en Gastronomía, Repostería y Jardinería. Los Patos 3002. Parque Patricios.
- Nº 2: Salvador Mazza –Formación en repostería, marroquinería y serigrafía. José Pedro Varela 5966. Villa Real.
- Nº 3: Olga Cossettini –Formación en Gastronomía y Fotografía. Juramento 2965. Belgrano.
- Nº 4: Paulo Freyre –formación Ocupacional en Medios visuales y Asistente de Decoración. Juncal 1258. Retiro.
Los CBO están incorporados a la Nueva Escuela Secundaria (NES) y el título que otorgan es equivalente al ciclo básico de la escuela secundaria. Son de jornada completa por lo que los alumnos reciben desayuno, almuerzo y colación. Suelen tener grupos reducidos de acuerdo a la capacidad de la matrícula. Por lo tanto, en reiteradas ocasiones no se pueden cubrir con la cantidad de ingresantes que la solicitan. La comunidad educativa reclama la construcción de más CBO para poder dar respuesta. No todos estos están preparados para garantizar el acceso a estudiantes con discapacidad motriz, por ejemplo. Y en numerosas oportunidades, el mantenimiento de los edificios y su estado general no es el mejor, como consecuencia de la falta de presupuesto.
A pesar de todo esto, los docentes continúan al frente, no sólo para cumplir con los contenidos, sino para atender, dentro de lo posible, las necesidades de cada alumno, particularmente en esta situación de aislamiento obligatorio. Un aislamiento en el que tanto docentes, como familia y alumnos, tuvieron que adaptarse y reformular el camino del aprendizaje.
Mi función era, en aquel entonces, la de acompañar a adolescentes con necesidades educativas especiales a través de un proyecto integrador, en la jornada educativa. En la actualidad dichas prestaciones se siguen brindando de forma virtual, en los casos en que esto es posible. En determinados casos no lo es, ya sea por recursos tecnológicos, disponibilidad de la familia para el acompañamiento, o porque para el alumno no es la opción adecuada debido sus necesidades particulares.
Romina Linares
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