0 4 mins 3 años

“Recurrir al mejor lugar para ahuyentar las dudas existenciales”. Este es el título que escogió Pablo para uno de sus últimos relatos. Es que las dudas existenciales lo habían asaltado durante muchos años. Tras una búsqueda que le insumió gran parte de su vida, Pablo entendía que al fin había hallado el sitio correcto, en el cual evacuar aquellos interrogantes que tanto lo habían asediado. Más allá de lo incómodo que resultaba lidiar con los problemas de distinto origen de los que nadie está libre, sentía alivio por haber superado las épocas en que lo sobrevolaban de modo amenazante aquellas tremendas intrigas. Y aceptando la sugerencia de Cristian, el terapeuta al que ya no veía desde hacía unos 15 meses, se animó a escribir otra vez:

A lo largo de gran parte de mi vida me hice una pregunta perturbadora: ¿qué pasará con el ser humano después de la muerte? Desde luego, es un interrogante que tiene muchísima gente. Por mi parte, después de experimentar una fuerte inquietud ante la impotencia por no saberlo, entendí que la respuesta estaba más cerca de lo que esperaba. Una vez concluida mi infancia, nunca le di importancia a la Biblia. Pero cuando desechando las voces que pretenden minimizarla o ridiculizarla, comprendí que verdaderamente es la palabra de nuestro Creador, también descubrí que sus páginas, entre tantas enseñanzas, responden esa duda que tanto me había intranquilizado por años y décadas. Es cierto que no abundan las precisiones con relación a ese momento, aunque lo más importante está concretamente señalado: aquel que haya aceptado la obra redentora de su hijo Yeshúa (Jesús), que murió por los pecados del ser humano, tendrá un lugar en el Cielo por toda la eternidad. Por el contrario, para quien la rechace, habrá condenación eterna.

Esto que a los ojos del mundo pudiera parecer un cuento de jardín de infantes, está perfectamente fundamentado en las Escrituras. Claro, son fundamentos que se entienden a través de la fe, y que son vistos como “locura” (1 Corintios 2:14), por fuera de un discernimiento espiritual. Así como es un hecho que tanta gente se plantea estas dudas existenciales, son menos los que hacen un esfuerzo por llegar a la verdad, tal vez, ocupados en las distracciones que presenta este sistema mundial que en general, le dio la espalda a Dios. En lo personal, también fui víctima del sistema, y aún habiendo hecho un cambio de vida, sé que de la tentación de caer allí no están exentos tampoco los creyentes. Por eso, tan necesaria es la comunión con el Señor, para permanecer firmes en la fe, y para llegar a la respuesta acerca de esas preguntas que tantas personas se formularon y seguirán formulándose.

Un sustento bíblico:

(Dijo Yeshúa): En el hogar de mi Padre hay muchas viviendas; si no fuera así, ya se lo habría dicho a ustedes. Voy a prepararles un lugar. Juan 14:2.

Deja una respuesta