El pasaje está cerrado con barreras en sus extremos. Tanto en Florida como en San Martín, calles en las que nace y termina, el paso de los vehículos está impedido por estos elementos. Claro, con algunas excepciones: para los autos de aquellas personas que se dirigen al edificio Kavanagh, el ingreso está autorizado. Para los peatones, en cambio, no existe impedimento alguno que les prohíba circular de un lado a otro por esta arteria porteña de carácter no oficial.
Por más que en esta serie de artículos el propósito es el de poner el foco sobre calles y no otro tipo de componentes urbanos, difícil es hacer alusión al pasaje obviando la mención sobre el edificio lindero, ya que la historia de ambos está vinculada firmemente.
Mucho se ha escrito y hablado acerca del Kavanagh, enorme torre de 31 pisos y 107 departamentos cuya construcción empezó en 1934 y concluyó en 1936 –un tiempo récord- y que llegó a ser la más alta de América del Sur. No sólo esta característica lo hizo único. Por otra parte, fue el primer edificio de viviendas enteramente hecho de hormigón armado y se lo dotó de grandes adelantos para lo que fue la década del 30, como ser, su equipo de aire centralizado, talleres de lavado y planchado, pileta y cámara frigorífica. Su escalonamiento propició la creación de terrazas con jardín y por su particular estilo, en 1999 fue declarado Patrimonio Mundial de la Arquitectura Moderna por la UNESCO. ¿Otras curiosidades? No tiene cocheras ni portero eléctrico. La gente que ingresa, debe anunciarse a un encargado de la portería.
Corina Kavanagh es el nombre de la adinerada estanciera que encargó su construcción. Por ende, el pasaje es un homenaje a la que fuera su mentora, quien vivió en el decimocuarto piso del rascacielos. En función de su elevada altura, en su momento la señora se vio obligada a solicitar una autorización especial a la Ciudad de Buenos Aires. El municipio permitió que se hiciera la obra a cambio de que también se abriera esta calle semipública, entre el nuevo edificio y el no menos imponente Hotel Plaza, que había sido inaugurado en 1909, frente a la Plaza San Martín del barrio de Retiro.
El pasaje es de forma curva. Posee calzada asfaltada y angostas aceras, sobre las cuales suelen dejar sus coches los conductores, si bien parte de ellos quedan estacionados, al mismo tiempo, sobre el pavimento de Corina Kavanagh. No tiene numeración ni tampoco propiedades, con excepción de los muros laterales del edificio y el hotel. Si al pasaje se lo recorre en dirección Florida-San Martín, es posible apreciar, de frente, la entrada a la Basílica Santísimo Sacramento.