En pleno Villa Crespo, con nacimiento en Murillo y finalización en Padilla, se encuentra este pasaje de aproximadamente 120 metros de extensión, que divide en dos partes muy similares en cuanto a superficie, la manzana comprendida entre las dos calles mencionadas, Thames y la Avenida Juan B. Justo (de las dos últimas, es paralela, aunque una leve inclinación la une hacia Thames).
El ritmo frenético de la muy cercana Juan B. Justo no la alcanza, si bien la calma que presupone una arteria de sólo una cuadra, no se ve de manera tan marcada como en otros pasajes porteños, pues por momentos, su parsimonia se ve alterada por automóviles que la invaden en busca de otros puntos urbanos. Cañuelas es doble mano. Su angosta y pavimentada calzada, no obstante, no permite que dos vehículos al mismo tiempo, la atraviesen sin dificultad desde extremos opuestos (sobre el cordón derecho, una línea de coches estacionados genera que se achique más todavía esta posibilidad de circulación).
La sombra no abunda y las jornadas porteñas son calurosas a esta altura del año. Como para que no queden dudas de ello, en la vereda que corresponde a la numeración par, una pequeña pileta de natación obstruye el ancho de la acera casi en su totalidad. Claro que de acuerdo al escaso público peatonal que transita esta calle, la pileta seguramente no genera inconvenientes, mientras sí es de suma utilidad para que los habitantes de la vivienda más próxima se refresquen.
En una de las esquinas con Padilla, un ruinoso inmueble lleva tapados por ladrillos, su puerta de la ochava y lo que en antiguas épocas fueron grandes ventanales. Muy probablemente, una medida precautoria a fines de evitar que la propiedad sea intrusada.
En el aspecto edilicio, una característica lo dota de uniformidad: ninguna de sus casas van más allá de las dos plantas en relación a la altura, y hay muy pocas que tiene más de una planta. La excepción, es un edificio de tres pisos en la esquina con Murillo (con entrada por esta arteria). En su inmensa mayoría, son casas antiguas, de apariencia sobria, humilde, y con más de una fachada gastada por el paso de los años.
El pasaje Cañuelas le debe su nomenclatura (otorgada mediante una Ordenanza de 1933) a la localidad ubicada en la Provincia de Buenos Aires, que a su vez, recibió su nombre a razón de la presencia de unas hierbas denominadas Cañuelas, muy comunes en España.