Tango, alguna vez te bailé, idioma de Aníbal Troilo, Astor Piazzola y Horacio Ferrer. Voces inolvidables como las de Carlos Gardel, Julio Sosa y Roberto Goyeneche, aunque mi favorita es Amelita Baltar, quien me conmovió hasta lo más profundo de mí ser con su interpretación de Balada para un Loco y Chiqulín de Bachí. Ambas canciones fueron como una nueva luz dentro del tango tradicional. Por ello, inicialmente, fueron tal vez menospreciadas, pero rápidamente se convirtieron en himnos de la música de Buenos Aires y merecen un lugar en el podio de las melodías inolvidables.
Canta querida negra Mercedes Sosa, eleva tu voz añorando tu amado Tucumán, revolea tu poncho y baila al compás de la zamba y la chacarera, tú que naciste un 9 de julio, día de la Patria, alza tu voz al viento, para que llegue al cielo infinito. Desde aquel día de tu consagración en Cosquín llevaste tu arte por todo el mundo y fuiste ovacionada por todos los públicos, que aún sin entender tus versos sintieron en sus corazones la emoción de escuchar tu canto que los transportaba a mundos de ensueño. Vive la música en tu voz, nadie te superó ni te superará jamás porque naciste privilegiada por Dios.
De pequeña, y no tan pequeña, me proponía divertirme trepando a una calesita y obtener el derecho a una vuelta más, sacándome la sortija, y así es como siento que en algún rincón de mi ser, quisiera volver a vivir como en aquellos años de niña y adolescente, tiempos que por algún motivo que desconozco, aún ejercen sobre mí una influencia peculiar, como si girara cual trompo al compás de la música.
Hoy recuerdo a mis amigos. ¿Cómo expresar lo que siento por ellos? Amor, alegría cuando están bien, dolor y comprensión cuando sufren, y deseos de que en nuestras almas perdure para siempre el dulce perfume de los momentos compartidos.
Lluvia continua, persistente, inundas las calles y lo anegas todo. Ojalá cese tu constante trepidar, ojalá vea la luz del sol nuevamente y vuelva la claridad en el cielo.
Raquel Seltzer
Foto: Amelita Baltar (@la2x4).
