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Chacarita realizó una gran campaña en la temporada 1993/94 de la B Metropolitana. En primer lugar, ganó el Apertura, aventajando por tres unidades a Atlanta y por siete puntos a Defensores de Belgrano. Uno de los jugadores más descollantes que tuvo aquel equipo dirigido por Juan Manuel Guerra fue Carlos Fabián Leeb, que en su posición de centrodelantero, marcó muchos goles, los cuales alimentaron la producción del Funebrero en su carrera hacia la consagración.

Entretanto, ¿qué pasaba con Esto es El Ascenso? A medida que Chacarita avanzaba en dirección al título del Apertura, los jóvenes integrantes de la revista tomábamos una importante decisión, en busca del crecimiento de lo que hasta entonces, había sido una publicación que mayoritariamente, vendíamos en las tribunas del ascenso. A partir de noviembre de 1993, la revista pasaría a integrar el circuito mediante el cual, estaría en los kioscos de la Capital Federal y el Gran Buenos Aires. Esto se determinó luego de debates internos y reuniones con una de las tantas empresas distribuidoras de diarios y revistas que operaban en el mercado.

La decisión no era fácil. La cuestión tenía sus ventajas y desventajas. En primer lugar, lo bueno pasaba por no tener que ocuparnos más de las ventas en la cancha; al mismo tiempo, entendíamos que nuestro producto llegaría al público del ascenso en lugares inexplorados anteriormente. En cuanto a desventajas, si bien delegábamos las ventas, también perdíamos un poco el control que significaba la compra directa del cliente. Y, dato muy importante, debíamos compartir con la distribuidora un alto porcentaje (50 por ciento, aproximadamente) de las ventas. La balanza se inclinó por el cambio, porque entendíamos que pese a los puntos en contra, se nos presentaba una buena chance de progreso. Debido esta circunstancia –la de tener que compartir el dinero de lo vendido-, subimos el precio de tapa: de 2 pesos 2,50 (cabe acotar que la inflación era muy escasa o nula en esos años). Además, como para que el impacto de la llegada a los kioscos fuese fuerte, resolvimos invertir unos pesos extra y que la tapa y la contratapa salieran a todo color, cuando hasta ese momento, nos manejábamos con la modalidad “dos colores”.

Para el debut en los kioscos, la nota de portada, pensamos, debía ser de gran repercusión. La nutrida afición chacaritense y el excelente nivel de su máximo goleador, representaban un combo que cumplía con ese requerimiento. Por lo tanto, en el auto de Ricardo Fioravanti, una noche primaveral nos dirigimos hacia Villa Diamante, localidad del partido de Lanús donde el “Gatito” Leeb vivía con su numerosa familia. En realidad, esa era la casa paterna, la de Luis “Gato” Leeb, otrora jugador profesional de varios equipos, unas décadas atrás. Luis y su esposa tuvieron siete hijos. Uno de ellos, Carlos Fabián –junto con la mujer Elizabeth y sus tres hijitas- , habitaba en forma provisoria esa vivienda porque estaban refaccionando la de ellos, ubicada a pocas cuadras. Previo acuerdo telefónico, allí, cálidamente, fuimos recibidos por el clan familiar. Trabajamos en un clima de total cordialidad. Incluso, si mal no recuerdo, nos invitaron a comer. El Gatito también colaboró alegremente para la producción fotográfica de Fiora, colocándose, por ejemplo, el pantaloncito, la camiseta y un sombrero con los colores de Chaca. O encendiendo la videocasetera: en este aparato, hoy en día una verdadera antigüedad, pero una pieza tecnológica muy valorada en los Noventa, un casete VHS reprodujo algunos de sus goles del Apertura. Muy sonriente, el Gatito posó para la foto, celebrando por TV con Carla –una de sus hijas- sentada a upa.

El reportaje ocupó tres páginas y la tapa. Entre los dichos del entrevistado, se destacó esta frase: “Ni se me cruzó por la cabeza esa posibilidad. Sé que existe, pero en el plantel hay una bronca interna que nos impide pensar en eso”. Esta fue su respuesta, cuando le preguntamos “qué pasaría si el ascenso se les niega otra vez”. Es que el reglamento, indicaba que el campeón del Apertura, de no serlo también en el Clausura, debía dirimir el título con el otro campeón. En definitiva Chaca ganaría el Clausura y Tigre fue el ganador de la segunda rueda, aunque luego el conjunto del Viejo Guerra venció en una recordada doble final, disputada en el Estadio Monumental.

El título de tapa lo elegí yo. Tengo que confesar que no estuve muy iluminado en la elección. Pero no se me ocurrió nada mejor que “El Gato Alegría”, juego de palabras que lo conectaba a “La Gata Alegría”, una famosa pizzería porteña, cuyo propietario era José Omar Pastoriza.

Leeb prolongaría su idilio con la hinchada “funebrera”, permaneciendo con esa casaca varios años más. En 1997 firmó para Banfield y en el Taladro, también dejó gratos recuerdos.

Foto: Noviembre de 1993. La tapa de Esto es El Ascenso.

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