En épocas en las cuales todavía estaba muy lejos de hacer explosión la comunicación virtual, gran parte de las decisiones que se tomaban en el fútbol de ascenso, pasaban por las reuniones que los dirigentes mantenían en la AFA. En el local gastronómico contiguo, el bar El Evento, también acontecían arduas deliberaciones entre los directivos. En este lugar, los miembros de Esto es El Ascenso, solíamos realizar nuestras propias reuniones, lo que nos permitía tener un contacto fluido con los directivos, y además con técnicos y jugadores (aunque estos con menor frecuencia), quienes por diferentes razones, en ciertas oportunidades asistían al edificio de la calle Viamonte y consumían un refrigerio en El Evento.
De este bar, quizás, se podría escribir un libro entero. Estaba a cargo de un hombre morrudo, no muy alto y canoso. Tendría unos sesenta y pico de años, y era de nacionalidad española. Si bien no recuerdo su nombre ni su apodo, es casi un hecho que este último haya sido el tan trillado “gallego” con el que se identifica a la gente proveniente de determinadas regiones de España. Se lo veía a menudo detrás de una barra sobre la cual había un espacio vidriado que contenía apetitosos sándwiches, y frente a la caja registradora, que estaba a centímetros de la cocina. El Gallego vestía por lo general, guardapolvos de color celeste o azul. Hablaba lo justo y necesario, no era muy expresivo, pero se mostraba amable y predispuesto al diálogo, si uno lo requería.
Su “lugarteniente” en el recinto era Claudio, el mozo, un muchacho de antejos, de alrededor de cuarenta años, que tenía suma confianza con los parroquianos. Claudio manejaba el salón con gran efectividad. Bandeja en mano, iba y venía… Se movía como pez en el agua por entre las mesas. En ciertas ocasiones, tal vez cuando la concurrencia era muy numerosa, hacía su ingreso un morocho flaquito que se desempeñaba en la cocina. Pero la solvencia de Claudio –un mozo de los de antes- era indiscutible y creo que sentía un afecto especial por nosotros, jóvenes que con limitados recursos pero con muchas ganas, intentábamos sacar adelante nuestra querida publicación.
El Evento llevaba ya quién sabe cuántos años abierto, cuando nosotros lo conocimos. Y siguió en pie una vez que la revista dejó de salir. Sin embargo, pese a su rica historia, tampoco pudo sobrevivir a los renovados tiempos. Allá por 2009 parte de su estructura fue demolida y la propiedad reformada, para que se construyera una sucursal de Carrefour Express. Ignoro qué fue de la vida del Gallego. Sin embargo, en cuanto a Claudio, más adelante me llevaría una sorpresa mayúscula: un día (pudo haber sido en 2010) entré a Pompeii, una tradicional confitería del barrio de Belgrano y lo encontré. Era uno de los mozos del inmenso salón de la Avenida Cabildo. A pesar de que hacía muchos años que no me veía me reconoció de inmediato, y, por supuesto, yo también a él. Charlamos un buen rato. Me contó lo que yo sabía: que Eventos ya no existía, y seguramente, algunos pormenores que lamentablemente, olvidé. Volví al lugar cuatro o cinco veces. Claudio seguía trabajando ahí… Hasta que también a Pompeii le tocaría bajar la persiana. Después, le perdí el rastro. Pero no quería cerrar este capítulo sin obtener novedades de su paradero, o por lo menos, hacer un intento por obtenerlas. Trasladé entonces la inquietud al grupo de whatsapp que compartimos con varios de los que realizábamos aquella noventosa publicación, con la esperanza de que alguien me diera una respuesta positiva. Y, en efecto, esta llegó enseguida, de parte de Marcelo Fernández, quien fuera el director de Esto es El Ascenso: Claudio continúa siendo mozo, ahora en el Bar San Cayetano de la calle Juramento, muy cerquita del local de la Avenida Cabildo en el que trabajó anteriormente.
Foto: El desaparecido bar El Evento en 1997. Estaba junto al edificio de la AFA (mapa.buenosaires.gob.ar).