Ya llega Pesaj, la fiesta conmemorativa de la salida de Egipto de nuestro pueblo, que llegó a la Tierra Prometida, después de 40 años caminando por el desierto, conducido por Moisés, el hombre que Dios eligió para hacer la travesía. Moisés, el que valoró la vida, las leyes y la moral después de ser salvado de las aguas. Quisiera tener sus virtudes y mi corazón lleno de amor, como él tuvo.
Comenzó un nuevo ciclo de la naturaleza… ya es otoño, para mí, quizás en el ocaso de mi vida, pero como creo en Dios, a pesar de mis errores y defectos sé que Él me hará salir adelante y le agradezco todos los días por haberme dado la vida.
Dice una canción, tu fascinación llegó hasta mí, fue una sola mirada y después fuimos novios, y qué hermosa sensación la de estar sintiéndome feliz, casi en las nubes y cerca del cielo infinito. Quiero vivir en ti, dentro de nosotros, en el corazón y el alma, sintiendo paz y amor, construyendo nuestro hogar como si fuera el primero y único, como si cada día festejáramos algún acontecimiento importante.
Hoy me desperté sobresaltada y todo cambió, no sé si para bien o para mal. Es un día distinto, día de otoño. Todo cambia. Cambia el paisaje, y qué placer tomar mate y estar sola frente a Dios.
Dulce despertar del amanecer, trinan los pájaros y se ven las flores en el jardín, las bellas amapolas, fresias y orquídeas, mientras se respira el aroma del pasto recién cortado y suavemente humedecido por el rocío de la mañana. Hermosa vida, te gozo plena de alegría, después de la tormenta que nubló mi horizonte, hoy la paz me invade con aroma de margaritas y rosas en flor.
Querida hermana, espero encontrarnos pronto y estar juntas, como desde el día en que nacimos en nuestra hermosa casa y jugábamos con nuestro pequeño hermano. A veces siento nostalgia de aquella época llena de amor, que disfruté cuando nuestra ingenuidad nos alejaba de todos los males humanos.
Raquel Seltzer
