VIEJO CAFÉ DE BARRIO…

Por Raquel Seltzer.

Busco la paz interior, ¿dónde encontrarla? En un prado, junto a un valle, en el trino de un pájaro, en la melodóa de un violin, en un cuento infantil…

Sola y triste como un alma perdida canto mi canción de pena en esta tarde soleada, y reverdecen en mis oídos los gritos de impotencia y angustia contenida, lamento que aqueja mis dias.¿Podrá existir el perdón? Dios lo hace. el ser humano también, a veces lo hace. Es lindo poder reencontrarse con una amistad, superando rencores y pasiones, desterrando todo al olvido.

Hoy te vi y renació el amor, gracias por haberme alentado. Fuiste siempre mi mejor compañera, hermana y compinche, pude esbozar unas breves palabras sin metáforas, pero sinceras, y vislumbro un horizonte común, mejor que este duro presente, unidas por siempre, el destino nos enlazó desde el vientre materno, el amor nos encontró juntas.

Añoro ahora las charlas compartidas, los gestos de amor, pero nada sucede, solo el enojo por un comentario ingenuo, y me acusas de traidora, de Judas, y estoy llorando porque soy buena y no te envilecí. Miro este cuarto rodeado de mis cosas y me sacude la angustia por tu ceguera y se me desploma el corazón partido.

El amor es compartir, es entregarse de cuerpo y alma, es pensar que al otro día vas a ver salir el sol, es dar de comer al pobre, es pedir perdón, es equivocarse de buena fe, es creer en la buena gente, es sufrir con otro y angustiarse, es ver una paloma y darle alimento, es ver dos enamorados y recordar el deseo.

Hoy miré mis fresias, estaban esplendorosas como un amanecer y quise ofrendártelas como prenda de amor y vida eterna, ingenuas pero alegres, humildes como el alma, con colores disímiles duermen su sueño vital, apoyadas en el pequeño vaso al abrigo del tiempo.

Te miré a los ojos, me sonreíste y se cruzaron nuestras almas. Fue el inicio de un encuentro sublime, de adolescentes que unieron sus vidas hasta la eternidad. Viejo café de barrio, donde se conjugan los amigos, el tango y el arrabal, donde el piropo no falta y la esperanza aroma el ambiente, los amigos se fueron pero no borré tus recuerdos y no me desanima la ilusion de un futuro reencuentro.

Infancia tornasolada, matizada de colores, donde aprendí mis primeras letras, un barrio humilde como los cardenales del patio, aromada con jazmines, rosas chinas y enredaderas en flor. Dulce fresco del atardecer, lluvia intensa que mojas tenuemente la tierra, y traes la brisa en flor. Con cuánta ansiedad te esperó el labrador y el habitante oscuro de esta ciudad de cemento y asfalto, de este tórrido verano.

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