“Un chico que no pueda ir a otro lado, en Tierra, Techo y Trabajo siempre tendrá su espacio”

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En Jorge Newbery y Warnes, un desarmadero de autos fue convertido en uno de los clubes más jóvenes de la Ciudad.

Un enorme depósito de chatarra, autos desarmados, yuyos y abandono, eran la característica predominante en el terreno que hoy ocupa esta institución llamada Tierra, Techo y Trabajo. En una zona humilde, donde Chacarita limita con La Paternal y el paredón del Cementerio se une con las vías del San Martín, un grupo de soñadores encabezados por Pablo Mangano -que aún sigue siendo presidente-, creó en 1994 una asociación civil sin fines de lucro que es un ejemplo de lucha y tesón.

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La idea nació con fines sociales y culturales. Poco a poco, el entusiasmo de su gente lo llevó también a construir un espacio de contención en lo deportivo. Como señala Gustavo Naistat, uno de sus jóvenes dirigentes, “un punto de encuentro para que el nieto, el padre y el abuelo se reúnan nuevamente. Ese es el concepto”. La frase suena como algo simbólica pero tiene su sustento en el camino deportivo que a través de un loable esfuerzo, atraviesa la triple T: una escuelita de fútbol donde entrenamientos y partidos propician que la familia -a veces tan vapuleada por diversas causas- comparta un rato de diversión por algunas horas.  Esa, la del reencuentro familiar en tiempos tan difíciles, es la bandera que alzan las autoridades del club, en cuya fachada se exhibe un gran mural del Papa Francisco, un célebre propalador, precisamente, de las tres T.

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Pero no solo fútbol tiene la Asociación: junto a la cancha -por ahora, descubierta- que orgullosamente luce con su césped sintético impecable, hay un inmenso recinto techado donde se practican boxeo y artes marciales, y otras actividades como tela, trapecio, acrobacia y percusión. En el medio de ambos lugares, está la secretaría, un espacio tan austero como el resto de las instalaciones, pero mantenido con amor y dedicación por sus socios. En la secretaría, Gustavo y Gastón Atía, le comentaron a BACN más cosas de TTT:

-Gente grande y jóvenes participan activamente de la vida institucional. Al principio este era un desarmadero de coches y Pablo junto a Rosana Correa, Julio Glotzer, entre otras personas, lograron que el predio se transforme en algo últil para el barrio. Tierra, techo y trabajo tiene que ver con los derechos fundamentales de un ser humano. Por eso ellos coincidieron en llamarlo así. Con los años esto fue creciendo y tenemos lo que es hoy…

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-Está bueno y es muy importante que a gente joven como nosotros, se les dé una responsabilidad como ésta, incluso para los profesores que son chicos de veintipico de años. Asimismo, la tercera edad posee un espacio destacado, gracias al centro de jubilados. Eso a nosotros nos viene muy bien porque así seguimos el ejemplo de la generaciones más grandes, las que construyeron el país.

-La fuente de ingresos del club es el esfuerzo de sus integrantes. La cultura del encuentro es la que nos ayuda a enriqucernos y a desarrollarnos. Desde luego, no es sencillo bancar todo esto, porque el club no cuenta con un presupuesto estipulado. Lo que contribuye son los pequeños aportes y el hecho de que cada actividad, se autofinancie. En los clubes de barrio, lo que uno siempre hace es poner… Y particularmente acá, las tres T, además del nombre, significan trabajar, trabajar y trabajar. La idea es esa…

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-Para poner un ejemplo, cada 5 de enero, previo al Día de reyes, nos juntamos y vamos por el barrio, terminando el recorrido con el trencito, en la Iglesia de la calle Otero. Es una actividad muy linda porque participa toda la familia. Y así todo. Gracias a estos eventos o rifas, solventamos los costos y contribuimos a llevarle una sonrisa  a los chicos.

-Desde hace un tiempo, con varias entidades amigas, estamos tras la formación una federación de clubes e instituciones deportivas, que nace en función de nuestros problemas en común. Las necesidades que padecemos son muy similares entre sí. En la organización encontramos respuestas. Por eso, estamos recorriendo los barrios con el objetivo de  concretar esta federación. Creemos que el encuentro es el camino. Donde hay un muro, debemos hacer un puente. Nadie nos obliga, pero es como asumir la responsabilidad en un club: uno viene para lograr el bien común. No sólo la competencia nos relaciona sino el hecho de afrontar juntos los problemas que estamos viviendo, que son bastante complejos.

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-La escuelita nació hace cuatro años y tiene aproximadamente 70 jugadores, distribuidos en cinco categorías. Los profesores son cinco y su voluntad es admirable. Si bien antes también había fútbol, desde aquel momento comenzó a ser más organizado y estructurado. Hoy compiten en la liga CAFI, más allá de que siempre se arman amistosos con los clubes vecinos. Creemos que es muy valioso fomentar estos partidos porque con ellos también se da el encuentro de los chicos y sus padres en los colegios, las iglesias y demás instituciones del barrio. Así te relacionás con la comunidad. Por otra parte, acá no existen las diferencias. Son un equipo. No importa de donde vengan sino que compiten por un mismo objetivo. Esos son los valores que se les inclulcan.

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Nuestros entrevistadios, Gastón Atía y Gustavo Naistat.

-Unos cuantos alumnos están becados; las posibilidades económicas no son las mismas para todos y que vengan acá, obviamente, es preferible a estar en la calle. Lo que se intenta es que cualquiera tenga derecho a hacer deporte. El deporte es escuela de paz. Si por diferentes circunstancias -ya sea económicas o deportivas- un chico no puede ir a otro lugar, en TTT siempre tendrá un espacio para divertirse.

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El Zurdo y Pablo, profesores de boxeo y fútbol respectivamente.

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