PORTEÑOS PSICOANALIZADOS

TunelCarranza

Pablo intentó dormir. Lo logró por unos momentos. Pero lo despertó un fuerte ruido proveniente del departamento de su vecina. Supuso que se trataba de una máquina agujereadora lo que sonó estruendosamente en dos oportunidades, con un intervalo de unos segundos. Si bien esto cesó luego de la segunda serie, Pablo ya no logró conciliar el sueño. Dio algunas vueltas en la cama, buscando volver a hacerlo, pero voces de personas que se hallaban en el interior del mismo departamento y el agitado movimiento de la calle en una tarde de viernes –su ventana daba al exterior-, se entremezclaron en sus pensamientos, y juntos, contribuyeron a que la misión-siesta quedara interrumpida. Pablo se levantó y encendió la computadora. Abrió un archivo de Word donde, entre otras cosas, guardaba sus reflexiones. Leyó un título. Decía: “No acudir como último recurso”. Estaba unido al siguiente texto:

Varias veces me he topado con opiniones que dejaban trascender este concepto: “Yo creo en Dios, he pasado por necesidades y le he pedido ayuda, pero no pasó nada”. Este pensamiento en tono de resignación, desalienta a personas que incluso afirman ser creyentes. La fe de estas personas, posiblemente, se había debilitado al no hallar resultados esperados en la oración. ¿Por qué tantas veces pedimos y no recibimos respuestas? El tema da para largo. Pero uno de los motivos, es que la gente busca soluciones “mágicas”, que lleguen con rapidez para ahuyentar los momentos difíciles que atravesamos. Si bien tiene el poder para hacerlo, Dios nunca prometió que remediaría nuestros sufrimientos de la noche a la mañana. Lo que Él pretende es que lo busquemos como a un Padre, que intentemos tener con Él una relación de compañerismo, que vayamos en busca de su amor, y no de soluciones instantáneas a las dificultades en las que estamos metidos (en muchas ocasiones, por haber rechazado sus instrucciones).
Así y todo, lo que sí prometió, es que cuando esto suceda –es decir, cuando vayamos a Él, no como último recurso y de manera interesada, sino como algo prioritario, y anhelando construir una relación fraternal con nuestro Creador- el Señor no nos dará la espalda, sino que además de fortalecer dicha relación, se ocupará de resolver las cosas que tanto nos preocupan, de ser ésta su voluntad.
Un sustento bíblico:
Dijo Yeshúa (Jesús): Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas. Mateo 6:33.

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