“En los clubes de barrio faltaría mayor participación”

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Pablo Salcito, presidente de Ciencia y Labor.

Una intensa actividad se ve en Ciencia y Labor pasadas las siete de la tarde de cualquier día laborable. El SUM -salón con vista a la vereda- está ocupado por una clase de zumba. En la biblioteca funciona  un taller de historieta. En la cancha del fondo, la práctica del baby es impostergable. También en la secretaría y el buffet el flujo de asociados es constante. Por lo tanto, Pablo Salcito ofrece la biblioteca infantil del primer piso -único espacio del club despoblado- para que la entrevista se concrete con tranquilidad. Nuestro anfitrión es el presidente de esta institución que el 25 de mayo, celebró sus 99 años. “Este es mi primer período”, explica. Enseguida, sin que el griterío que se percibe en el resto de los sectores altere la charla, cuenta sobre la actualidad de Ciencia y de la particular manera en la que se produjo su llegada a la entidad de la calle César Díaz, en el barrio de Villa General Mitre.

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El gimnasio.

“ANTES DE LLEGAR A LA PRESIDENCIA pasé por varios puestos de la Comisión Directiva. Empecé como vocal hace cinco años, seguí como secretario de actas, luego secretario general y hace un año, me propusieron se presidente.  Los períodos son de un año. Qué pasará en el próximo, no lo sé. Pero si vuelven a confiar en mí, con gusto estaré, sea en la función que sea”.
“A CIENCIA Y LABOR LO CONOCÍ en circunstancias no tan comunes. Resulta que mis hijos venían al jardín maternal de al lado. Entraron a los seis meses e hicieron ahí todo el ciclo. Para las fiestas de fin de año y demás actos, el jardín precisaba un espacio más grande y el club se lo cedía. Más adelante, mi hija vino a hacer patín. Y por último, me vinculé a partir de los temas barriales. Cuando comenzaron los consejos consultivos, en 2010, el secretario de entonces armó un grupo de vecinos para participar. Entre ellos estaba yo. Luego me sumé a las actividades culturales y me invitaron a formar parte de la Comisión”.

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La biblioteca.

“NOS PEGÓ DURO EL TARIFAZO, como a todos, pero el club está equilibrado.  Los aumentos hicieron que muchos dirigentes colegas nos juntáramos para reclamar y hacer gestiones. En lo personal, también soy secretario general de Fedeciba, una de las federaciones que nuclea a los clubes capitalinos. La verdad que mucho no se ha logrado. Entre lo positivo sacamos, eso sí, tarifa social para todos los servicios, que siguen siendo caros, aunque algo es algo. Ahora estamos acostumbrándonos a esta realidad. Otro aspecto bueno, es que esperábamos que dejara de venir más gente, pero dentro de todo se ha mantenido la cantidad de socios. Hay gente a la que le cuesta pagar y al que se le puede ayudar, se lo ayuda”.
“NOSOTROS ESTUVIMOS UNOS AÑOS afuera del circuito de subsidios de la Ciudad. Si se hacía alguna obra, corría por cuenta del club. A partir de los tarifazos, decidimos no hacerlo más. Hace poco cambiamos las luminarias con el dinero que entregó el Gobierno y si bien hemos puesto plata encima, no lo pagamos todo nosotros. También a través del Gobierno obtuvimos el desfibrilador aunque todavía no hicieron el depósito. En síntesis, tratamos de buscar ayuda en el Gobierno. Generalmente nos atienden bastante bien. Tarda en concretarse pero tenemos abierto ese canal de diálogo”.

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El buffet.

“EN CUANTO A LOS INGRESOS GENUINOS, contamos con el salón de fiestas, el alquiler de la cancha, la concesión del buffet y las actividades aranceladas. En fútbol, el baby compite en la liga FEFI y el futsal en BAFI. Esto último acumulaba un alto nivel de morosidad, no por problemas económicos, sino porque los adolescentes suelen hacer la suya. Hubo que apurarlos un poco para que se pongan al día. Lo entendieron y eso ayudó. La finalidad del futsal es la de retener a los chicos que antes se iban a los 12 años cuando terminaban el baby. Al ser éste un club sin pileta, por ejemplo, no había forma de que se quedaran. Esto se planteó como una alternativa y parcialmente hemos logrado el objetivo”.
“EL PATIN HABIA BAJADO MUCHO pero resurgió, gracias a un programa de televisión: Soy Luna. Con la misma profesora, pudo reinventarse. Llegaron a ser nada más que cinco las nenas. Pensamos que en cualquier momento, lo perdíamos. Ahora son más de veinte y hasta compiten. Además en el SUM, se dan clases de danza, zumba, taekwondo. El salón tiene público todos los días y estamos evaluando la posibilidad de abrir también a la mañana”.

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El SUM.

“LA BIBLIOTECA ES PARTE DE LA CONABIP (Comisión Nacional de Bibliotecas Populares) y nació prácticamente con el club. También integra el grupo de bibliotecas del Gobierno de la Ciudad. A nivel infraestructura y gastos corrientes, la Conabip cumple con una suma anual y subsidia la compra de libros en la Feria del Libro. Es un dinero que debe utilizarse exclusivamente para asuntos de la biblioteca. El Gobierno, hasta 2015 nos surtía de libros. Luego dejaron de hacerlo pero hace poco nos llegó un listado, así que suponemos que mandarán nuevamente. Además se dan talleres y actividades gratuitas. Los últimos viernes de cada mes se proyecta una película, alternando producciones nacionales y extranjeras. Viene un número muy variable de espectadores. A veces son diez. Otras, cuarenta. Pero la película, aunque sean poquitos, se pasa igual. Luego se da café gratis y se debate sobre el filme. Es un espacio interesante”.
“A LOS CLUBES DE BARRIO NOS FALTARÍA una mayor participación de la gente. Los padres, por ejemplo. Por lo general, tampoco hay elecciones, siempre la lista es única, lo que refleja que no es fácil que los socios acepten involucrarse. No estaría mal que hubiera una turbulencia política sana para que más gente se interese por el club y el barrio. De mi parte, me siento gratificado por todo lo que aprendí como dirigente y así continuaré. En lo que pueda ayudar, ayudaré”.

libro_presentacionLa próxima actividad de la biblioteca de Ciencia y Labor.

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