Las cadenas de whatsapp son tan frecuentes que ya no sorprende a casi nadie recibirlas. Algunos mensajes llegan en formato de video, otros son de texto, algunos son fotos. Depende del destinatario, unos son útiles, otros no tanto, otros no sirven para nada. Algunos se ven y se guardan, otros se ven y se borran, otros se borran incluso antes de abrirlos, porque su tamaño, en caso de ser videos, impiden la apertura si hay falta de espacio, o porque uno directamente piensa que la información que traen no es relevante.
En lo personal, muy pocos son los que abro, menos todavía son los que luego comparto. En cambio, la papelera de reciclaje del teléfono resulta una gran aliada para desechar estos mensajes en cadena.
En los últimos días apareció un video que estuve a punto de descartar antes de comprobar su contenido. Pero lo abrí para chequear lo que decía y luego sí, seguramente, la intención era la de borrarlo. Ese era mi pensamiento a medida que iba descargándose. Duraba un minuto con cuarenta y nueve segundos. Sin embargo, un estremecimiento corrió por mi cuerpo luego de presionar la flecha de comienzo del video. La imagen era siempre la misma: un teléfono celular de fondo de pantalla azul, muy común, con sus íconos dispuestos también de manera muy normal.
Pero lo que me alteró, no fue la imagen sino las frases que propalaba el encargado de la locución. Esto era, palabras más, palabras menos, lo que decía con su acento claramente español:
Ojo con los celulares. Las trece simples reglas de seguridad que te salvarán de muchos y altos riesgos.
- No se debe dejar cargando el celular toda la noche, nunca.
- No se debe cargar el celular cerca a lo que sea combustible, especialmente camas, trapos, cortinas, toallas, ropa o tapetes. Jamás. Muy, muy peligroso.
- Debe retirarse el enchufe apenas llegue al cien por ciento a antes.
- No deben agarrar nunca el teléfono con las manos mojadas.
- No deben usar ni cargar en un enchufe del baño.
- No se deben dejar conectados cargadores sin celular.
- No se debe ver el celular con la luz apagada, ni siquiera en modo nocturno. La ceguera vendrá tarde o temprano.
- Jamás se debe mirar el celular dentro de un vehículo en movimiento. Será cosa de tiempo el desprendimiento de retina. La advertencia es para los ocupantes, ya que un conductor responsable y pensante ni lo toca.
- No se debe dejar el celular prendido en la noche junto a la cama. La distancia mínima, 2,02 metros. Cáncer de seno, próstata, cerebro, en su mayoría están siendo activados por las frecuencia que emiten estos.
- Si el celular se recalienta apáguelo un rato. Puede ser muy peligroso.
- Nunca hable con el celular enchufado. Es la primera causa de explosiones e incendios.
- Nunca cargue celulares durante una tormenta eléctrica.
- Conversar con el celular sostenido entre el cuello y el oído mientras se hace otras cosas es propulsor de leucemia y cáncer de tiroides.
Luego de proporcionar estos consejos, la voz recomendó: «Todo esto es por su bien. No le pasará nada si comparte. Le pasarán cosas muy malas si no sigue estas sencillas y claras reglas. Soldado avisado no muere en guerra».
Unos cuantos puntos, y sobre todo, la perturbadora frase del final, lograron hacerme asustar. Recuperado -aunque no del todo- del golpe, me decidí a «molestar» en algunos de los grupos de whatsapp de los cuales soy miembro, y compartir el video. Después de todo, ¿quién se podría ofender por recibir estas sinceras advertencias? Tenían apariencia de ser muy serias, nada que ver con la liviandad que uno intuye en otras cadenas.
La primera devolución que llegó a uno de los chats fue lapidaria: «Conclusión, tiremos el celular», arrancaba la oración, y terminaba con un vocablo irreproducible. Otro mensaje, desde de un grupo diferente, empezaba con dos palabras -una de ellas, también irreproducible- y seguía con un «hago todas». Hubiera querido mandar el video a todos mis contactos. No me atreví a hacerlo. En cambio, escribí esta nota para que también le llegue a mucha gente. Ojalá la gravedad que parece haber en el contenido del video sea exagerada. De todas maneras, nunca está de más cuidarse.
