Buenos Aires ETER

chiquilin_Bachin

Una selección de momentos radiofónicos

Radio AM 750. Jueves 28 de septiembre, 23.20 hs.

Un bloque y dos temas muy aporteñados

 

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Un cálido segmento y dos temas que los conductores (Alejandro Apo, Eduardo Caimi y Victoria Torres) insertan en el aire con sumo placer. En primer lugar, una anécdota de Caimi hace foco en un personaje de Buenos Aires, de esos tan anónimos como populares. La ambivalencia le calza a la perfección a un repartidor de la revista Hecho en Buenos Aires, de nombre Rubén Almada.
“El otro día me lo crucé en la calle Lambaré. Es un tipo que de radio, sabe todo. Pocos saben de radio cómo él. ‘A vos te conozco de Radio Rivadavia’, me dijo ese día”. La descripción del personaje da lugar a que surjan los elogios hacia la publicación: “Este mes la nota de tapa es Gustavo Santaolla… ¿Cómo no vas a comprar Hecho en Buenos Aires?”, desafía Caimi con fervor, destacando la función social que cumple la revista, ya que sus vendedores, son desocupados y/o gente en situación de calle, cuyos potenciales clientes -a los que ofrecen el producto cara a cara- viajan en transporte público y caminan por la ciudad. Los vendedores adquieren las revistas a 9 pesos, casi un tercio de su valor de tapa (30 pesos), y procuran que esa diferencia les permitan vivir un poco mejor…
Un minuto más tarde, pasan a otro personaje porteño: Pablo Alberto González. Detrás de ese nombre tan común, hay una historia muy bien presentada por Caimi. González es un hombre que orilla los 60 años, que en su niñez abría puertas de taxis y vendía flores en los bodegones del centro de Buenos Aires. Allí conoció a los grandes artistas  de la década del 60. Entre ellos, a Astor Piazzola y Horacio Ferrer, que le dedicaron el tango Chiquilín de Bachín, en alusión a un famoso restaurante de Sarmiento y Montevideo, que siendo parte del Mercado de Buenos Aires, fue demolido cuando se construyó el Paseo La Plaza. Si bien hoy hay un local gastronómico que se denomina igual, no se trata del original.

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El tango lo cantó inicialmente Amelita Baltar y al año siguiente, Roberto Goyeneche. Se editó en 1969, como Lado B de un disco simple que tenía en el Lado A, nada menos que a Balada para un Loco.
El pequeño González atravesó una infancia llena de carencias. Con su numerosa familia, alquilaban una pieza de hotel de Leandro N. Alem y Charcas. Por las noches, y hasta las 6 de la mañana, ofrecía los ramos que antes había adquirido en el Mercado de las Flores de Corrientes y Acuña de Figueroa. A esa altura ir a la escuela no era tan prioritario como ayudar económicamente a su mamá y sus hermanitos, pero de todos modos, consiguió terminar la primaria (a los 22 años) y la secundaria (a los 34).
Mucho antes, a los 14, se “retiró” de la venta de flores gracias a un trabajo de ayudante de camarógrafo que Ferrer le consiguió en Canal 7. Después, también se desempeñó en el 13 y el 9, y siguió vinculado al ambiente artístico como “plomo” de grandes cantantes de folclore y rock, como Atahualpa Yupanqui, Carlos Carabajal, León Gieco y Pappo.
A Pablo Alberto González, le dedicaron el ese bloque de “La Casa Invita”. Y con su historia de vida, lograron capturar la atención de la audiencia.

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