ESTE ES MI BUFFET. HOY: KIMBERLEY

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Los que conozcan Kimberley y acudan al club este año por primera vez, quedarán asombrados. Aquel clásico buffet que durante muchísimos años estuviera junto al gimnasio cubierto, se convirtió en un amplio restaurante. Luego de una obra que insumió unos cuantos meses, finalmente el 8 de septiembre quedó inaugurado el flamante bodegón, un espacio que no perdió la sencillez barrial pero que al mismo tiempo, se vio favorecido con una importante inversión que lo dotó de la jerarquía gastronómica acorde a los grandes bodegones de Buenos Aires.

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El vicepresidente del club, Carlos Schneider, explica: “Mi hermano tuvo la concesión durante muchos años, pero al vencerse el contrato e irse, surgió la oportunidad de poner algo con este estilo, gracias a la llegada de nuevos concesionarios. Hicimos un acuerdo por 12 años. Estamos muy contentos por eso y por cómo quedó”.
El vínculo, en líneas generales, contempla que más allá del alquiler, se dividan algunos gastos principales. Mientras el club se hace cargo de la luz, el teléfono y Aysa, el restaurante abona el gas, y la TV por cable.

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Ignacio Ordóñez tiene una amplia experiencia en el rubro gastronómico. Así cómo por ejemplo entre 1997 y 2002 fue encargado de los locales de Locos x el Fútbol,  hoy lo es de este nuevo ámbito que también -una de las innovaciones- posee entrada independiente por la calle Joaquín V. González. “Nuestro punto fuerte es el estilo casero, tanto del lugar como de las comidas. Este el típico bodegón”, apunta.

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La variedad de los platos es importante y el horno de barro no deja de ser uno de los atractivos.  Aunque en tiempos de crisis, tan valorado como eso, es el esfuerzo que en la apertura se está realizando para que los precios se ajusten al bolsillo de cualquier hijo de vecino. “El gasto por persona es muy accesible; puede ser un poco más o un poco menos, pero promedia los 200 pesos”, indica el encargado, mientras, a eso de las 7 de la tarde de un sábado, junto a su gente (mozos y cocineros) se prepara para recibir una nutrida cantidad de comensales. “Por suerte, desde que abrimos está siempre completo”, se enorgullece.

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Otro punto a tener muy en cuenta -máxime ahora que está próximo el verano-, es que hay posibilidades de comer en el salón o en el sector descubierto, porque al agrandarse el local, el antiguo patio pasó a formar parte del local.

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En la decoración hay detalles elocuentes de la estrecha relación con la institución que los cobija, ya que numerosas camisetas enmarcadas, trofeos y fotos de Kimberley, sobresalen por encima de las paredes de ladrillo a la vista. Un plasma que ofrece las imágenes de River-Vélez y el griterío de los chicos en la cancha de al lado (y hasta se los puede ver a través de los ventanales) tampoco pasan inadvertidos.

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El gerente gastronómico Ignacio Ordóñez.

Más allá del bodegón, la concesión también abarca otro buffet dentro de la misma sede social. Se encuentra en la parte trasera del club. “Este es más funcional a los requerimientos del público que viene a ver un partido de baby o de futsal, por ejemplo”, explica Schneider. “Es el lugar de siempre, ahí donde podés comerte el pancho, la hamburguesa, el pebete, tomar la gaseosa y volver a la cancha diez minutos después”, agrega el vicepresidente.

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El restaurante principal es para cenar o almorzar (en el último caso, sólo fines de semana por ahora) aunque también será posible merendar en forma suculenta si alguien lo desea. Quien decida utilizar sus servicios, ante todo, se encontrará con el mantelito individual y esta inscripción que le dará la bienvenida: Tu club. Tu casa. Kimberley. Villa Devoto. Cocina de barrio.

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Dirección: Joaquín V. González 3238.

 

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